El informe – el primero de su tipo – fue publicado hoy por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés), y muestra cómo la pandemia ha aumentado la inseguridad alimentaria e incrementado la vulnerabilidad entre los migrantes, las familias dependientes de remesas y las comunidades obligadas a abandonar sus hogares por conflictos, violencia y desastres.
Las dos agencias de la ONU advierten que el costo social y económico de la pandemia podría ser devastador y hacen un llamado global para prevenirlo intensificando el apoyo en respuesta a las necesidades humanitarias inmediatas y crecientes, abordando los impactos socioeconómicos de la crisis y garantizando que los más vulnerables no sean olvidados.
“El impacto socioeconómico de la pandemia es más devastador que la propia enfermedad. Muchas personas de países de ingresos bajos y medianos, que hace unos meses eran pobres pero sobrevivían, ahora encuentran que sus medios de vida han sido destruidos. Las remesas enviadas por los trabajadores en el extranjero a sus familias en sus países de origen también se han agotado, lo que ha provocado enormes dificultades. Como resultado, las tasas de hambre se están disparando en todo el mundo”, dijo el Director Ejecutivo del WFP, David Beasley.
“El impacto de la crisis de la COVID-19 en la salud y la movilidad humana amenaza con hacer retroceder los compromisos mundiales, incluido el Pacto Mundial sobre Migración, y obstaculizar los esfuerzos en curso para apoyar a quienes necesitan asistencia. Es nuestra responsabilidad colectiva salvaguardar los derechos de las personas en movimiento y garantizar su protección contra daños mayores”, dijo el Director General de la OIM, António Vitorino.
El impacto que la pandemia ha tenido en la forma en que las personas se mueven no tiene precedentes. Las medidas y restricciones implementadas en más de 220 países, territorios o áreas para contener la propagación de la enfermedad han limitado la movilidad humana, y las oportunidades de trabajar y obtener ingresos, lo que limita la capacidad de las personas migrantes y desplazadas para comprar alimentos y otras necesidades básicas.
Con información de la ONU