Raúl Flores Martínez.
Con la entrada de Joe Biden al gobierno de Estados Unidos, se prevé un roce intenso con el gobierno mexicano, sobre todo por estar haciendo quedar mal a una de sus agencias estelares que es la DEA ante los ojos del mundo, tan mal se ha visto que el gobierno de la 4T ha dado a conocer sus investigaciones.
Algo que no sabe el gobierno de México, sobre todo que no le han informado al Presidente Andrés Manuel López Obrador, es la repercusión diplomática que le puede acarrear al país la exhibición de un documento de seguridad nacional estadounidense.
López Obrador tiene una ligereza al hablar, lo hace pasándose por el arco del triunfo, las recomendaciones de los expertos, ligereza que puede desencadenar una confrontación con el nuevo gobierno de Estados Unidos que no está contento al descalificar a una de sus agencias de seguridad.
De acuerdo con la Información Filtrada de los cercanos al Presidente López Obrador, les cayó como un balde de agua helada, cuando escucharon en la mañanera que dieran a conocer la investigación de la DEA a los medios de comunicación.
Los intercambios de comunicación entre funcionarios de alto nivel de la Secretaría de Relaciones Exteriores con la oficina de Presidencia fueron constantes, e incluso analizando todas las posibilidades para evitar que el Gobierno de Estados Unidos enviará una carta diplomática con lo que se abre un desencuentro entre ambas naciones.
Qué tiene que perder México en este desencuentro con la DEA, casi nada. Se le puede retirar todo el apoyo de la iniciativa Mérida que le da millones de dólares y tecnología al país para la lucha contra el crimen organizado.
Además, dejarían de compartir la información que generan contra los grupos del crimen organizado que va desde sus movimientos en territorio nacional, incluyendo los movimientos financieros que puede quedarse el gobierno estadounidense, sin que sepan los montos los funcionarios mexicanos.
Sin embargo, hay algo peor. La DEA tiene información considerada clasificada de políticos, funcionarios y gobernadores mexicanos, que ha sido detenida en su momento por esa “colaboración” que se tenía con los anteriores Presidentes por la llamada “amistad” binacional.
Ahora solo falta la reacción del Presidente entrante que, a decir de los expertos, debe entrar con una postura de condena y extrañamiento contra el gobierno de López Obrador, por dar a conocer un expediente denominado confidencial.
Han pasado dos años de la entrada al poder de Andrés Manuel López Obrador, quien no ha entendido que su ligereza al hablar, le traerá repercusiones a todo el país en todos los aspectos, una ligereza al hablar que está a punto de romperse la diplomacia que podría desencadenar un conflicto entre ambas naciones.
