Una de las grandes interrogantes de la COVID-19 es por qué algunas personas infectadas –y que comparten espacios como el entorno familiar– son más susceptibles que otras a presentar síntomas graves o incluso fallecer.
En entrevista para el programa Primer Movimiento de Radio UNAM, el doctor Antonio Lazcano Araujo, profesor emérito por la Universidad Nacional, explicó que el virus (SARS-CoV-2) está constantemente mutando, muta menos que otros virus de RNA, con la mitad de la rapidez que el virus de la influenza y con una cuarta parte de la velocidad que el virus del VIH, pero siempre está cambiando.
En ese contexto, “en un grupo familiar en el que todos pudieran haberse contagiado con el mismo virus y que uno se agrave o incluso fallezca y otros no, tiene que ver no con el virus sino con la respuesta individual”, afirmó.
Otros factores
El especialista enlistó tres factores que influyen en esta particularidad: el género, “a los hombres nos va peor con las infecciones que a las mujeres, y tiene que ver, al menos en parte, con la presencia de un gen localizado en el cromosoma X que codifica para unas moléculas de RNA involucradas en la respuesta a las infecciones virales. Los hombres somos XY y las mujeres son XX, ellas tienen el doble de protección natural”.
Otro factor es un defecto en el mismo gen, el doctor Lazcano ejemplificó con el caso de dos parejas de hermanos en Holanda, no relacionados entre sí, “cuando analizaron el DNA de estas cuatro personas se dieron cuenta que tenían un mismo cambio genético, lo que significa que hay sensibilidades que están determinadas genéticamente”.
El tercero es la resistencia natural a la enfermedad, es el caso de un hombre en Australia al que llamaron “unicornio inmunológico” porque entró muy grave a terapia intensiva y en unos días desarrolló anticuerpos poco comunes contra la COVID-19, “es un caso excepcional de alguien que tiene una resistencia natural a la enfermedad, que impide la infección o que si se da la infección permite que salga adelante”.
Convivir con el virus
El SARS-CoV-2 está presente en todas las épocas del año, al respecto el biólogo señaló que para coexistir con él tendríamos que tomar precauciones similares a las que se toman con virus estacionales como el de la influenza, aplicarnos las vacunas y seguir las medidas preventivas.
Las proteínas Spike del virus causante de la COVID-19 son las que mutan más, y proteínas como la polimerasa mutan menos y las vacunas se desarrollan tomando en cuenta estas partes que están evolucionando más rápidamente.
“Habría que hacernos a la idea de que conviviremos con un virus, en la medida en que tengamos mejores vacunas y más eficientes y tengamos claro cuánto dura la prevención estaremos a salvo de manera individual y colectiva”.
Sobre el papel de la comunidad científica en la pandemia, el doctor Lazcano señaló que es obligación de los científicos presentar los datos de una manera transparente y dar asesorías, pero le toca no solo a los políticos sino a la sociedad en general tomar determinaciones al respecto. “El autoritarismo, las visiones sesgadas y la ignorancia de las enfermedades pueden tener consecuencias severísimas”.
Variantes del coronavirus
Ante una respuesta evolutiva de un virus que brinca a una nueva especie, como el coronavirus, los humanos reaccionamos produciendo los anticuerpos, la respuesta celular. “En el caso de la evolución humana tenemos no solamente la evolución biológica sino también la evolución cultural, las vacunas son uno de los mejores ejemplos del impacto que la ciencia pueda tener”.
Las nuevas variantes de SARS-CoV-2 descubiertas en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil no son más virulentas, pero si se transmiten con mayor rapidez.
“El virus nunca va a dejar de mutar, puede suprimir algunas letras de su información genética pero eso no lo hace menos viable, al contrario, le permite eludir la respuesta inmune y dispersarse con rapidez”. Tener una variante de este tipo “es un riesgo colectivo enorme porque significa que las personas que enfermen con severidad no van a encontrar espacio en hospitales ni la posibilidad de ser atendidas por personal de salud, ése es el problema”.
¿Volver a clases presenciales en primarias y secundarias?
En opinión del especialista, la decisión de las autoridades educativas mexicanas de no volver a clases hasta que la epidemia estuviera mínimamente controlada, es muy prudente, porque los niños parecen no ser afectados tan gravemente como los adultos por la infección, parecen tener menos virus y ser menos eficaces en la transmisión, “pero lo que es perfectamente claro es que no podemos arriesgar su salud y vida y que se conviertan en agentes inconscientes de la transmisión”, concluyó.
UNAM Global