Las futbolistas feministas y su brutal ignorancia en materia económica

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Los Juegos Olímpicos de Tokio han servido de escaparate para la mitología feminista. Las futbolistas feministas de EEUU siguen insistiendo en que se les debe pagar lo mismo que a sus pares varones, exigencia que incluso acaba de ser apoyada, hace unos días, por los varones que integran la selección masculina de fútbol de EEUU.

Pero resulta más que obvio que tanto las futbolistas feministas como los “vulvarones” que las apoyan carecen de conocimientos esenciales en materia económica, razón por la cual no logran entender el por qué de la diferencia salarial que existe entre los dos sexos al interior de la actividad futbolística de EEUU y de todo el mundo.

De inicio debemos comprender que el fútbol, en tanto espectáculo deportivo, no se puede regir por los acuerdos salariales aplicables al trabajo por jornada laboral (día, semana, quincena, etc.), ni aplicables al trabajo a destajo (pago por unidad).

El fútbol, en tanto espectáculo deportivo, se rige por la Teoría del Valor Subjetivo, magistralmente expuesta y defendida por la Escuela Austriaca de Economía. Esto significa que los actores económicos recibirán los ingresos correspondientes a las valoraciones subjetivas que hagan de ellos los consumidores y los patrocinadores. Los consumidores y los patrocinadores mandan.

Ejemplo: Lionel Messi y yo, ambos, somos capaces de patear un balón, pero Lionel Messi lo hace con tal grado de maestría que muchas personas, al mismo tiempo, están dispuestas a pagar mucho dinero para ver jugar a Lionel Messi y para comprar productos con la marca “Lionel Messi”, mientras que nadie pagará un dólar por verme a mí jugar fútbol. Por ello, Lionel Messi gana millones de euros o dólares por jugar fútbol mientras que yo gano cero pesos por patear un balón.

Así, pues, los futbolistas varones ganan más porque hay más personas dispuestas a pagar un boleto para verlos y hay más empresas dispuestas a patrocinarlos para comercializar su “marca”. Así de simple.

Si el día de mañana los consumidores están dispuestos a pagar más por ver jugar a las mujeres, seguramente éstas ganarán más por su actividad futbolística. Y no sólo eso: habrá más patrocionadores dispuestos a promover su “marca”, con dinero de por medio.

Obvio que entender todo esto no le conviene al victimismo feminista. Hemos dicho y demostrado muchas veces que el feminismo es un conjunto de falsedades, falacias, ficciones y fantasías. Ahora también demostramos que una brutal ignorancia en materia económica subyace al feminismo.

https://www.youtube.com/watch?v=p1FEKS4yg1E

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