Raúl Flores Martínez.
Los asesinatos de periodistas en México, es una provocación para la censura y lamentablemente para que la libertad de expresión, se vaya perdiendo entre el impacto de la metralla.
De acuerdo con ARTICLE 19, del año 2000 a la fecha, se ha documentado 145 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor. Del total, 134 son hombres y 11 son mujeres.
De estos, 47 se registraron durante el mandato anterior del presidente Enrique Peña Nieto y 25 en el actual de Andrés Manuel López Obrador.
El gobierno de Javier Duarte, que comenzó en diciembre de 2010 y finalizó el 30 de noviembre de 2016 en Veracruz, ha sido el más letal para los comunicadores: 18 periodistas asesinadas/os (incluyendo al fotoperiodista Rubén Espinosa). Dicho estado tiene el mayor registro de asesinatos de periodistas, con 30.
El caso más reciente es el de Alfredo Cardoso, quien falleció por lesiones de arma de fuego el 31 de octubre de 2021 tras un ser privado de la libertad un día antes en su domicilio en Acapulco, Guerrero.
Hasta la propia CNDH, afín del actual gobierno, ha dicho que la “violencia ejercida con la los periodistas, es un problema de Estado”, cuánta razón, se tiene en el comunicado emitido, dónde se urge que los tres niveles, trabajen en protocolos de seguridad para los periodistas.
Protocolos prácticos que deben de ir más allá de pequeños folletos, que lo único que hacen es recordar algunos artículos de la Constitución que nos ayudan en el trabajo diario para proteger a nuestras fuentes, pero no para detener una bala.
Es problema de Estado, más de un gobierno que no se cansa de golpetear por debajo de la mesa a todo el gremio que no está de acuerdo con la cuarta transformación, un problema de Estado que azuza a los criminales de asesinar a todos los colegas que se pueda.
