Carlos J. Pérez García

Carlos J. Pérez García.

Tenía ganas de platicar un poco de otros temas. Por ejemplo, del muchacho que a los 19 años no ha conocido un entorno sin polarización, en el cual no se tenga que alternar entre odios e insultos a unos, y ojerizas o rencores de regreso, lo que ha llevado a la destructiva situación actual. Pasará.

En fin, ¿hablamos luego de eso, para que no nos vayan a enjaretar otras versiones de una corta visita a las Naciones Unidas en Nueva York? Bueno, y debo precisar que esa ciudad me parece la más interesante del mundo por sus excepcionales parques, arquitecturas, barrios, museos, teatros, salas de conciertos… aunque nada de ello importó ahora con tal de mostrar una falsa humildad y una austera pureza de viajar sólo para trabajar. No cae mal lo contrario de vez en cuando. Pero cada quién, digamos.

La intervención del presidente en el Consejo General de la ONU no resultó tan bochornosa como se temía, al menos en cuanto a que pudiera declarar erradicada la corrupción en México, quizá porque empieza a ver que el mundo queda fuera de su control, sobre todo si él no se controla y su desempeño tampoco da para lucirse. Por suerte fue breve y, en general, tuvo un guion bastante sobrio.

Sin embargo, no descartó esa extraña propuesta de que sus odios conocidos, las personas y empresas más ricas, aporten ciertas cantidades de dinero para los más pobres, de tal manera que se abata la desigualdad. Por lo visto, habría de ser una solución a los tercos y eternos desequilibrios económicos y sociales, pero su visión del mundo no incluye ni los temas básicos de las relaciones internacionales.

Con su gusto por poner nombres (“de Fraternidad y Bienestar” ahora a ese nivel) hasta parece que, como en nuestro país, lo bueno empieza con el mandatario (afirmó que la ONU no ha logrado nada significativo, y hoy él tiene la solución… que a nadie se le había ocurrido). Desde un principio ¡sus adeptos en redes lo etiquetaron de #LíderMundial, aunque no conoce el mundo ni éste lo conoce a él! Y en México puede ser otra cosa por su demagogia popular aun sin resultados positivos.

Al igual que en el caso mexicano, no se habló allí de razones, proyectos, inversiones, empleos o crecimiento, pero sí de montos de dinero a transferir con base en porcentajes a cada empresa o cada millonario. Así de simple, así de improbable, con todo respeto.

Dicen que actuó con arrogancia, pero más bien siento que pecó de ingenuo y desubicado, aparte de orientarse a los medios y sus fieles acá. Algunos se preguntan si el embajador De la Fuente y el Canciller Ebrard no podían haber evitado ideas tan inocentes y fuera de lugar (tal como señalaron los representantes de Rusia y China), aunque creo que lo intentaron y no lo lograron.

Me ha quedado claro: A luchar contra la corrupción, la injusticia y la desigualdad, pero ninguna de esas lacras se va a acabar por planes o decretos ni buenas intenciones ni flujos de dinero a partir de la bondad solidaria. Lo que ha fracasado acá tampoco va a funcionar en el plano internacional, y habría que tomar esto en cuenta.

Puede parecer cómico que un líder ande en las nubes o en una realidad alterna, si bien eso resulta muy peligroso y nos aleja aún más de las soluciones a los apabullantes problemas internos, incluida la creciente inflación. Igual a ustedes les preocupa también.

* HABÍA TENIDO LUGAR LA comparecencia del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, en el pleno de la Cámara de Diputados. A muchos sorprende que salió bastante bien librado frente a la orquestada ofensiva de la bancada oficialista: Insultos y golpes bajos, lo que sin alterarse le permitió que ellos se exhibieran y, a su vez, revirarles con otros elementos mejor sustentados.

A mí no me simpatiza él en lo personal y vi pertinentes las críticas a aquella conversación de burlas racistas, pero peor se vieron algunos de sus adversarios como el sujeto de largo historial que se mostró en verdad clasista y estúpido. Casi todo les resultó al revés y se notó la diferencia de nivel entre varios diputados morenistas y los consejeros del órgano aún autónomo.

Viene a ser total y entendible esta sumisión a la línea del presidente, aunque unos han caído demasiado en el oportunismo o el cambio de partidos sin decoro. Hoy tienden a verse muy mal y hasta elitistas, prepotentes o vengativos. Allá ellos, claro.

* TERMINA AQUÍ EL ARTÍCULO 900 de este escribano (todos ellos del siglo). Y, sí, toca ahora que el presidente Biden reciba al personaje.

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