México.-Múltiples expresiones artísticas ligadas a la ruptura del paisaje se exhiben en el Museo de Arte Moderno (MAM) en la muestra Paisajes fragmentados, con cerca de cien piezas de artistas como Arnold Belkin, Irma Palacios, Francisco Castro Leñero, Boris Viskin y Julio Galán, entre otros, quienes demuestran un amplio abanico, como si se tratara de un archipiélago de expresiones, donde también se manifiesta la relación del arte con la contracultura y los movimientos sociales.
Es importante que se dé una visión de esta producción posterior (a los años 60), porque en muchas revisiones hay una idea de que fue un fenómeno accidental o coyuntural, pero es un reflejo del momento histórico y me parece interesante cómo se reflejan las inquietudes del ámbito internacional que también reflejan un momento crítico de tránsito en la cultura mexicana”, expresó en entrevista el curador Jorge Reynoso Pohlenz.
La muestra incluye piezas como El rapto de las sabinas No. 1, de Belkin; Contaminación, de Zalathiel Vargas; Negro No. 4, de Beatriz Zamora, artista que planteaba que el color negro es el origen de la vida, cuya pieza ganó el primer premio del Salón de Artes Plásticas, en 1978, y recibió agresiones verbales y físicas del pintor Enrique Guzmán, quien descolgó la pieza e intentó destruirla.
El arte de México actual no escapa a la situación de la producción artística contemporánea que se caracteriza por una pluralidad de tendencias. (Sin embargo) El comité del Salón de Pintura considera que esta pluralidad no es síntoma de crisis, sino de un clima intelectual abierto y necesario que admite confrontaciones, las cuales se antojarían en muchos casos polarizadas”.
Y alude a la pieza Zamora: “La muy pobre factura de su trabajo (de Enrique Guzmán) hace aún más grave el acto de vandalismo que cometió al querer destrozar El Negro de tres metros de alto con el que Zamora ganó el premio único e indivisible de 200 mil pesos”.
¿Cómo se define a este grupo de artistas?, se le pregunta al curador. “En los años 80 se ha usado el término posmodernismo mexicano y, desde mi perspectiva, de manera desafortunada, hubo una vertiente de esto que se llamó neomexicanismo.
Así que a este conjunto diverso se le puede ubicar como un conjunto de paisajes fragmentados en los que existe una referencia a elementos de la cultura mexicana, pero no de todos los casos.
¿Qué nos dice esa relación entre arte y la cultura? “Sí hay una incorporación de la cultura popular urbana. Se pueden hacer varias genealogías, una es porque en los años 60 existió el movimiento del arte pop en Reino Unido y en Estados Unidos, el cual reivindica el arte figurativo con elementos de la cultura popular”.
Y agregó: “Además, hubo un proceso en los años 80 que en Estados Unidos se llamó High and low, como de alta y baja cultura que, en realidad, sí fueron espacios de encuentro juveniles relacionados con las tocadas y la experiencia del reventón.
Revisemos que, en 1975, se inaugura el Museo del Chopo y poco tiempo después se empieza a incorporar la cultura urbana y se genera una manifestación de esto, con jóvenes que van a tocadas y escuchan rock,”, detalló.
De forma paralela, el MAM abrió dos exposiciones complementarias. La primera es: Tiempos discontinuos, que toma como punto de reflexión la pandemia de covid-19 y la percepción de la temporalidad que alteraron rutinas y ritmos de trabajo, con obras de Frida Kahlo, Dr. Atl, Rufino Tamayo y Cordelia Ureta, entre otros.
EL PRIMER MUSEO YUCATECO
En el Palacio de Cantón, en Mérida, Yucatán se abrió la exposición En busca de una identidad. Episodios y protagonistas de la historia yucateca, que narra los primeros 150 años de vida del Museo Yucateco.
La idea de un museo público en Mérida fue promovida desde 1841 por Justo Sierra O’Reilly, pero debido a las Guerra de Castas (1847-1901), el proyecto se canceló. La exposición incluye piezas arqueológicas, de antropología física y objetos pertenecientes al general Francisco Cantón, propietario original del Palacio Cantón.
-De la Redacción
Foto: Cortesía INAH