Raúl Flores Martínez.
Cuántos más tendremos que caer en manos de los delincuentes para que las autoridades, ponga atención en las denuncias que muchos que ejercemos el periodismo, interponemos ante las constantes amenazas de las que somos objeto.
Soy periodista y me duele ver caer compañeras, compañeros en manos de los criminales en este clima de impunidad, de autoridades que se empeñan en atacar, manchar y juzgar a todo aquel, qué opine o exhiba al actual régimen.
Actualmente vivimos en un clima de inseguridad, de ataques de las turbas amaestradas que sólo aplauden los ridículos y fracasados logros de la Cuarta Transformación.
Iniciamos un 2022 violento dentro del periodismo, tan sólo en las primeras tres semanas, tres compañeros han muerto, una por semana, eso es muestra de lo que se vive en el país. Ya sabemos que México, es el país más violento del Hemisferio Occidental para la prensa, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés).
El país cuenta desde hace diez años con un mecanismo federal para proteger a los comunicadores y a defensores de derechos humanos pero no siempre funciona y el 95 por ciento de estos crímenes quedan en la impunidad y cientos de agresiones menores ni siquiera se investigan.
¿Cuántos más se necesitan?
Quieres ejercemos el periodismo en las calles, estamos propensos a las amenazas del los delincuentes, de los grupos sindicalistas, de aquellos que cierran las calles, de grupos radicales de feministas, anarquistas o esos grupillos que azuzados por el mesías tabasqueño, agreden por informar lo que este gobierno quiere ocultar.
El periodista en México, es golpeado, escupido, vitupereado y ofendido en todos lados, incluyendo desde las mañaneras, dónde Ana Elizabeth García Vilchis, con su sección ¿Quién es quién en las mentiras? con una lectura de primer año de primaria ofende.
Ofende con su ignorancia, arrogancia y su “No es falso, pero no es verdadero”, una ofensa al colectivo e intelecto.
Soy periodista y preguntó ¿Cuántos más compañeros caídos para silenciar la verdad?
