Marissa Rivera

Marissa Rivera.Martes 15 de febrero de 2022. Un día atípico.Una mañana congelada. Un frío entumecedor. En el paredón mañanero, una vez más, un irritado orador, contra un periodista.La irá del poder contra una revelación que destrozó la narrativa de “nosotros no somos corruptos”.El orador, desquiciado, enojado, descontrolado, leyendo un documento que nació muerto.Pidió al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, (INAI), publicar los emolumentos de un reportero, cuando un día antes el solicitante ya lo había hecho.Ah, y de su familia, de su esposa, de sus padres, de los más cercanos a él.En un país donde han asesinado a cinco periodistas en 45 días, la principal autoridad del estado se ha enfrascado en señalar, acusar, exhibir y poner en riesgo a los reporteros que lo cuestionan y que lo desnudan.¿Por qué tanta ira?¿Por qué revelaron que su primogénito goza de las prebendas que el cuestionó durante décadas?A mediodía, en el Senado, la fracción del PAN colocó una megamampara con la imagen de la llamada “Casa Gris”, esa que gozó el hijo mayor del presidente, hasta que salió a la luz el oprobio.En algún momento, antes de su destrozada narrativa contra la corrupción y austeridad republicana, el presidente dijo: “si ya tenemos zapatos ¿Para qué más? Si ya se tiene la ropa indispensable, sólo eso. Si se puede tener un vehículo modesto para el traslado ¿Por qué el lujo?”.Pero no contaba con que su hijo rentaría una mansión en Houston propiedad de un alto ejecutivo de una de las empresas que mantiene contratos con PEMEX por más de 151 millones de dólares.Una casa de 447 metros cuadrados de construcción, cuatro habitaciones, tres estacionamientos, bar, salón de juegos, sala de cine y alberca climatizada con 23 metros de largo.Pero lo mejor estaba por venir.Los periodistas que cubren la información de la Cámara de Diputados, atienden de manera cotidiana, la cobertura que les indica el medio de comunicación que representan.Pero esta vez, a pesar de la molestia de la bancada de morena y del PT que los recriminó, levantaron la voz, ajenos a su orden de trabajo.Por convicción, con fuerza y con vocación.Se manifestaron frente a la ola de violencia que cimbra al gremio.En un hecho inédito, los que preguntan se colocaron frente a las cámaras y corearon al unísono “los queremos vivos”, “justicia”, “libertad de prensa”. Y solicitaron un minuto de silencio que los diputados respetaron.Un momento, sin duda, histórico, que quisieron minimizar los diputados del PT y de Morena.Pero tristemente, para ellos, que confundieron una manifestación genuina de reporteros, con un tema que les duele, que les irrita, que los desnudó, “La Casona de Houston” y Carlos Loret de Mola.Una vez más, mostraron su irá, desviando una petición de seguridad de los reporteros, contra una investigación que los encueró. Que despedazó su doble discurso.Un aplauso para mis compañeros reporteros que hicieron a un lado la orden de trabajo y se hicieron escuchar, a pesar de que en su trasmisión el Canal del Congreso bajó el volumen.No hay nada de qué preocuparse, los videos, las fotos y los audios, son de los reporteros, no de un canal.Mi reconocimiento y mi solidaridad para un gremio al que pertenezco con mucho orgullo.¡Bravo!

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