Monreal con la sucesión presidencial en sus manos

Ernesto Zavaleta

Por. Ernesto Zavaleta

Si Ricardo Monreal logra parar o cambiar las cuatro reformas aprobadas por la fuerza de la mayoría por los diputados de su partido para entregar el control de la Guardia Nacional a la Sedena, y, aunque no es “corcholata”, podría acercarse a ser lo que él mismo llamo “el arma secreta de Andrés Manuel López Obrador” en la sucesión presidencial.

“La reforma para que el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional quede a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional se discutirá con responsabilidad en el Senado de la República”, afirmó el presidente de la Junta de Coordinación Política.

“No adelantamos vísperas, pero tampoco adelantamos procedimientos. Vamos a intentar construir los acuerdos en los mejores términos en las próximas horas”, aseguró.

Lo mismo prometieron los diputados de Morena, dijeron que buscarían consensos, y aplastaron las intenciones de la oposición por discutir las reformas al imponer su fuerza, su mayoría simple, en las cuatro votaciones con las que se busca entregar el control e integrar a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Quizá la diferencia es que en el Senado Monreal Ávila si está construyendo acuerdos y consensos, al menos eso se podría creer con lo ocurrido en la votación para elegir al presidente de la Mesa Directiva del Senado.

Sin embargo, la cuestión legislativa es lo que menos preocupa al presidente Andrés Manuel López Obrador porque no le importan las leyes, ya lo demostró la votación y madruguete de Morena en la Cámara de los Diputados, lo que realmente pone en jaque al primer mandatario es la cuestión política, que alguien tome fuerza para hacer frente a sus caprichos, incluso, o sobre todo, en la sucesión.

Ese miércoles 31 de agosto, Ricardo Monreal tomó el control del Senado y del grupo parlamentario de Morena, al consolidarse como presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y, a través de Alejandro Armenta, asumir el mando de la Mesa Directiva de ese cuerpo legislativo, y al mismo tiempo demostró su fortaleza dentro y fuera de su partido.

El líder de la bancada mayoritaria en el Senado se fortaleció, particularmente frente a quien ha estado hostigándolo por no someterse a sus designios, el presidente de la República.

La fuerza de Ricardo Monreal ya no son sólo 36 morenistas, que lo apoyaron en favor de Alejandro Armenta, contra Higinio Martínez, el favorito de López Obrador y Claudia Sheinbaum, al exgobernador de Zacatecas se sumaron 52 legisladores de la oposición, o sea, ya tiene en la bolsa al 70% de los de Senadores, 88 de los 128… y dos mayorías, la de su partido y la de la Cámara.

Tras la ríspida votación en la Cámara Alta para renovar a su Mesa Directiva, la cual tuvo que repetirse en tres ocasiones, el triunfador no sólo fue Alejandro Armenta, quien alcanzó la mayoría absoluta con 65 votos, sino también Monreal Ávila, pues además de adjudicarse la confianza de sus partidarios, también se llevó 52 votos de la oposición.

Si bien en el papel los legisladores de la coalición de la 4T suman 75 senadores, ahora, la nueva la minoría en el Senado son los 40 senadores que apoyan radicalmente y a ciegas al presidente, 25 de Morena (de los 60 que integran esta bancada), 6 del PVEM, 5 del PT y 4 del PES.

No nació un nuevo partido en el Senado, ni se anularon los preceptos originales del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cada vez más lejanos a lo que se dice y hace desde el Palacio Nacional, pero si se acentuó en esa cámara la división del partido en el poder, y se fortaleció una filosofía de tolerancia, negociación y búsqueda de consensos legislativos, lo que contraviene las órdenes del Jefe del Ejecutivo de no cambiar ni una coma a sus iniciativas.

Paralelamente este hecho, esa votación del 31 de agosto pasado, además de desnudar la división interna en Morena, también puso en evidencia la desesperación y escasa representatividad del llamado “bloque de contención” o “coalición opositora” en el Senado.

Se mostró una oposición desesperada, sin opciones y un tanto hipócrita, al votar todos por Ricardo Monreal…diciéndole, “eres nuestra única opción”, y por el momento así es.

Lo anterior es una muestra de que ante la ausencia de fuerza en los partidos de oposición, la elección de 2024 sólo la puede perder Morena con alguien de Morena, el peor enemigo de Morena para 2024 es el mismo partido, y lo que se vio el miércoles pasado fue una demostración de fuerza, dentro y fuera de su partido, de Monreal Ávila.

Eso es lo que preocupa al orador de las mañaneras, quien descubrió a un adversario que puede hacerle frente, cambiar la actitud autoritaria y totalitarista del gobierno de la 4T, y a quien difícilmente podrá denostar o difamar como lo hace cada día con sus “adversarios”.

Cómo hacerlo contra quien lo ha acompañado e incluso financiado en cada una de sus transiciones políticas, del PRI al PRD, al PT, a la fundación de Morena en 2014 y finalmente a la presidencia de la República en 2018.

López Obrador niega en los hechos y en el discurso al líder de Morena en el Senado como una de sus “corcholatas”. Una y otra vez el presidente ha tratado de anular la presencia de Ricardo Monreal en su partido, y subrayar que no es para nada una de sus “corcholatas”.

Ignoraron el presidente y la dirigencia de Morena al zacatecano en aquella presentación formal e ilegal de los presidenciables en Toluca, López Obrador lo ignora cada vez que es cuestionado sobre la sucesión, no lo invita a las giras presidenciales o inauguraciones de las mega obras, como pasa con las sus tres “corcholatas”.

Se ordenó a los funcionarios de primer nivel de Seguridad, Gobernación y las denominadas “corcholatas”, durante la reunión Plenaria de Senadores de Morena el pasado 30 de agosto, a la que sólo asistió el canciller Marcelo Ebrard, cuando todos desfilaron en la de los diputados.

El único cuestionamiento que le hicieron los de su partido en esa plenaria fue “no te has acercado al presidente”, que traducido al idioma Morena es “tu no obedeces” y la respuesta de Monreal fue muy simple: “no obedezco, sigo en el movimiento, pero respeto la independencia y soberanía de un poder como el Legislativo”. Eso le ha de haber caído como una patada en la espinilla al inquilino de Palacio.

Si no empieza a adelantarse en tiempos, Monreal Ávila va a fortalecerse de manera definitiva y podrá, sino ser el candidato, si influir de manera definitiva en favor de alguien y ese alguien puede ser Marcelo Ebrard.

Ya es una oposición más real que el PAN, más real que el PRI, más real que Movimiento Ciudadano, o sea, la única oposición real es Monreal, tiene el futuro de Morena en sus manos y cuenta con el apoyo y la simpatía de los partidos contrarios a la 4T.

El 4 de julio de 1976 José López Portillo fue postulado por el PRI, PARM y PPS, fue el único candidato registrado en la boleta bajo las condiciones actuales ¿podría repetirse ese caso con Monreal Ávila?

PD. Agradezco a Berenice Vásquez por la entrevista que me hizo para Vía.Tres que sirvió de base para esta columna.

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