Raúl Flores Martínez.
Los abrazos y no balazos en México, ha sido una buena estrategia que debe de presumirse a grito abierto, una buena estrategia, para no pacificar el país, para evitar que bajen los índices de violencia; sino para que el crimen organizado, se expanda y tenga más plazas, para que pueda asesinar bajo la protección gubernamental.
El éxito de la estrategia impuesta por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, no fue para ayudar a la población o sus votantes; sino para ayudar a que las organizaciones criminales que estaban a punto de desaparecer en el país, se fueron fortaleciendo y agarrando fuerza.
Dos ejemplos que son indudablemente la pauta para demostrar que la estupidez presidencial, no tiene límites, no tiene empacho, mucho menos tiene inteligencia, son Guanajuato y Estado de México.
La expansión de los grandes cárteles de la droga en Guanajuato, es una de las muestras más fehacientes que se pueden tener en la actualidad, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel de Sinaloa, Cártel de Santa Rosa de Lima, Nuevo Cártel de Tijuana y Unión de León que han protagonizado 13 masacres en los 11 meses que se llevan del año.
Masacres que dice YSQ, no existen en su sexenio, masacres que son producto de la imaginación de miles de ciudadanos qué viven el día a día de los narcobloqueos, de las ráfagas de los Cuerno de Chivo y los cuerpos tirados en la calle.
Otro caso similar, lo tiene el Estado de México con el Cártel de Caborca (fundado por Rafael Caro Quintero), Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel de Tláhuac, Cártel del Pacífico, La Familia Michoacana, Nueva Alianza, Los Catalinos, Los Gastones, La Unión Tepito y Los Rodolfos, se reparten parte de la zona norte y oriente del Estado de México.
Mientras en la zona sur de la entidad mexiquense, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Guerreros Unidos, Caballeros Templarios y La Familia Michoacana, hacen de las suyas matando policías, extorsionando, secuestrando y cobrando derecho de piso a comerciantes.
Estos son dos ejemplos de los muchos que se pueden dar en temas de seguridad en México, una estrategia fallida que en lugar de disminuir los índices de seguridad, se incrementan los muertos que van sumándose día con día en los otros datos de López Obrador, quién para evadir su responsabilidad, sigue y seguirá echándole la culpa al pasado.
