Raúl Flores Martínez.
Tamaulipas nuevamente vive una ola de violencia, un estado que ya está marcado por los constantes enfrentamientos entre células del crimen organizado o con las Fuerzas Armadas, enfrentamientos que para muchos que no viven en la entidad, podría ser algo superficial y sin importancia.
Sin embargo, se le debe de poner mucha atención. Por décadas Tamaulipas ha sido la cuna de distintas organizaciones criminales, como el Cártel del Golfo y Los Zetas que poco a poco se fueron fraccionando hasta llegar a las nuevas organizaciones que aquejan a la sociedad tamaulipeca.
Quienes hemos estado en algunos municipios tamaulipecos, sabemos que los sicarios de las organizaciones criminales, pueden estar tranquilos durante unos días, pero cuando se suelta el diablo, nadie los detiene, enfrentamientos a plena luz del día.
Tamaulipas es la entidad, dónde el diablo está suelto a cualquier hora del día, principalmente en Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros, la tierra narca, donde al igual que en Guanajuato la vida no vale nada.
Tan no vale nada que el Gobierno de Estados Unidos, emitió una alerta nivel 4 para evitar que sus ciudadanos, visiten Matamoros o en su defecto en todo lo posible evitar la zona en cuestión, tener cuidado de su entorno, buscar refugio si es necesario, estar atento a la información proporcionada por los medios locales y llamar al 911 en caso de emergencia.
Además, se recomienda revisar los planes de seguridad personal con que se cuente y seguir las instrucciones de las autoridades locales.
Lo más sorprendente es que las autoridades de la Cuarta Transformación, para ser más específicos, el Presidente López Obrador, no tiene en su radar estás balaceras, que no se dan en su sexenio o simplemente son culpa de Calderón.
Hasta cuando los morenistas, sobre todo de aquellos aplaudidores profesionales de la Cámara de Diputados, no ven este tema de la inseguridad, cómo de gran importancia en el país y sobre todo para los ciudadanos, no lo miran por estar de lamesuelas con el remedo de tirano, que no asume su responsabilidad en estas balaceras que ponen en jaque a los ciudadanos de Tamaulipas.
Ayer fue nuevamente Tamaulipas, después quizá Guanajuato, Michoacán o Guerrero; entidades donde la violencia sigue en aumento ante los ojos ciegos de la llamada Cuarta Transformación.
