Claudia Sheinbaum: un peligro para el Metro

Por. Ah-Muán Iruegas

Lo más destacado de la carrera política de la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, es que en su desgraciado mandato al frente de la Ciudad de México, cayó al vacío un tren lleno de gente, en la Línea 12 del Metro.

Eso es lo más conocido que ha logrado Claudia, fue noticia a nivel mundial y muestra en imágenes cómo México sigue siendo un país subdesarrollado, con gobiernos ineptos al por mayor. La clase política mexicana es, como sabemos, un bodrio. En el cual, destaca Claudia Sheinbaum.

Muchos políticos mexicanos debieran estar en prisión. Casi todos los gobernadores han cometido peculado. Todos los secretarios de Estado del actual gobierno, tienen cuentas pendientes con la ley, por la adjudicación “legal” de contratos gubernamentales por adjudicación directa.

Pero el caso de Sheinbaum es especial. Se mató al viajar en los vagones un grupo de gente bajo el “cuidado” de Claudia, en la estación Los Olivos del Metro capitalino. Claudia es “única”.

Pero ni Claudia, ni ninguna de sus recomendados y colaboradores ha pisado aún la cárcel. Eso sólo ocurrirá si Morena pierde las elecciones de 2024. O si los gringos se deciden a bombardear al gobierno de la 4T, y detienen a gobernantes corruptos como al panameño Noriega y se los llevan a una cárcel yanqui.

Pero hoy por hoy, Claudia sigue suelta.

La caída de los vagones en la estación Los Olivos, fue sólo la mayor muestra de que Claudia es una incompetente, casi un cero a la izquierda en cuanto al tema. Pues han ocurrido un sinfín de percances en el Metro de la capital azteca, luego de la caída de los vagones.

Cada dos o tres semanas, la 4T capitalina tiene un “incidente” en el Metro. Si no revienta una llanta, se queman unos cables, se desprende un vagón de los otros, etcétera…

Y la gente, corre despavorida por los andenes. Tratan, comprensiblemente, de salir huyendo de esa “funeraria gratuita”: el Metro capitalino.

Ha surgido la práctica, entre los usuarios del Metro, de evitar el ingreso al primero y al último vagón de nuestro Metro. Pues la gente teme que haya otro choque. Y por ende, van los pasajeros apilados como sardinas en los vagones de en medio, en un intento por proteger sus vidas…

Otras personas, simplemente tienen miedo de subirse al Metro y lo evitan siempre que pueden. Pero esos son los afortunados. Los “no afortunados”, tienen que arriesgarse a diario y subirse a los trenes del Sistema de Transporte Colectivo. No tienen opción.

No la tienen, pues el Metro transporta al día a millones de usuarios, que no tienen mejor medio de transporte para llegar a su destino… que un tren que puede salir volando por un puente.

Pero con Sheinbaum, el destino de cualquiera puede ser el Panteón Civil de San Lorenzo, muy cercano a la Línea 12, por cierto. Con este gobierno y este Metro, cualquiera puede salir de una estación con los pies por delante.

Y la Línea 12, aun no funciona. En el tramo que se cayó, no circula hoy ni un tren de juguete. Llevan en el actual gobierno ya casi dos años (repito: dos años) reparando la Línea 12 que se cayó, pero aún no pasa por allí ni un sólo vagón, desde el penoso accidente de Los Olivos.

De hecho, toda la Avenida Tláhuac, a partir de su cruce con Periférico, está lleno de grúas, piezas de hierro gigantescas y otros enseres para reforzar el Metro. Son más de cinco estaciones las que están siendo reforzadas en los tramos elevados de los rieles.

Desde el principio hubo algo muy extraño en la obra que mandó construir Marcelo Ebrard, quizá el responsable inicial de las muertes en la Línea 12 Y AUN NO ESTÁ SIENDO JUZGADO, NI ESTÁ EN LA CÁRCEL.

Los usuarios de la Línea 12, relataron a quien esto escribe que “desde los primeros días de operación” se escuchaban fuertes chirridos, tronidos y sonidos al circular los vagones (al parecer sobre todo en los tramos curvos). Pues los trenes o rieles fueron cambiados a media obra y “nunca quedaron a la medida”.

Pero eso no fue todo. Cualquiera que haya visitado los hermosos canales de Tláhuac y sus calles, ha visto que muchas de ellas tienen el asfalto corrugado (son como olas negras, algunas calles), pues los temblores han hecho estragos en muchísimas casas y avenidas.

Es decir, el suelo de Tláhuac, siempre húmedo, no resiste los temblores. A pesar de lo cual, Marcelito decidió que allí debía hacerse una obra gigantesca –acaso monstruosa- que el suelo de Tláhuac no tiene las condiciones para sostener.

Allí hubo otro negocio sucio de la “izquierda” mexicana. Pagaron miles de millones por una obra que no sirve. ¿Quién va a pagar por eso? ¿El responsable de la decisión debe pagar con cárcel por su decisión de construir allí una obra pública fracasada?

Miguel Mancera también es en parte responsable. Pero Mancera ni mandó construir, ni se cayeron los vagones por los aires durante su mandato.

Los responsables de la desgracia de la Línea 12, son en realidad Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard: el que la mandó construir (¡gracias Marcelo¡) y la que no le dio a decuado mantenimiento y el Metro se le cayó en las narices. Uno encubre al otro (y viceversa)

Pero la gran enemiga del Metro… “Es Claudia” (ese su lema de precampaña). A Marcelo no se le descompuso el Metro cada tres semanas. En cambio, con Claudia, tenemos una torpeza quincenal en ese lugar. Con un nuevo pretexto gubernamental cada mes, para “explicar” por qué en el Metro pasan tantos accidentes.

La torpeza absoluta del equipo de Caludia, se mostró cuando quisieron hacer flotar la versión de que hubo grandes sabotajes al Metro. Pero el principal sabotaje, se lo hizo a su precandidatura la propia Claudia, al mostrarse como una funcionaria incompetente para administrar el Metro y hacerlo circular normalmente.

No se les pudo ocurrir que el gobierno mismo es culpable de lo que ocurrió en la Línea 12. Pues lo que está pasando es que Claudia Sheinbaum está encubriendo a Marcelo Ebrard, para no tener que juzgarlo y encarcelarlo (y hacerle aún más daño a la 4T). Pero eso tiene varios subtemas…

Claudia sólo meterá a prisión a Marcelo, sí éste se quiere brincar las trancas y trata de ser candidato presidencial, sin que AMLO le dé permiso de ser presidente al “Carnal Marcelo”.

Pero Marcelo ya se está saltando las trancas, pues en los barrios pobres de la capital están apareciendo, pegados en las bardas, algunos carteles que hablan de “Mi carnal Marcelo”. Es decir Ebrard está ya haciendo el llamado “trabajo territorial” entre la posible base morenista. Aunque seguro pagan unos 200 pesos porque los dueños de las casas (algunos con tela de gallinero en lugar de puerta) dejen colgar la propaganda de Marcelo en su barda.

O bien, en versión edulcorada, el incomparable carisma de Marcelo hace estragos en los corazones de las clases bajas, lo que los lleva a pegar la propaganda de Ebrard “en sus casas de cartón” (como dice una canción).

El duelo entre Marcelo y Claudia, es un duelo de mediocres. No se sabe quién tiene menos carisma, pero ambos pueden ganar medalla, por lo gris de sus respectivas personalidades. De los dos, no se hace un candidato de verdad.

Vicente Fox fue un buen candidato y por eso ganó (y porque le ayudaron organismos extranjeros con dinero, que al parecer canalizó al foxismo el excanciller Derbez). Peña fue otro candidato que gustó al público femenino (a pesar de que sigue siendo responsable por la violación y tortura sexual a mujeres en Atenco, Estado de México). Calderón fue buen tribuno parlamentario, y aunque no fue buen candidato, su campaña dio en el clavo con el eslogan de “Un peligro para México”, que le endilgaron al actual jefe del Ejecutivo.

Pero Claudia y Marcelo son como dos sonmíferos. Me echan a dormir, peor que el jarabe para la tos.

La 4T no tiene buenos candidatos presidenciales. Adán Augusto es sólo conocido en Tabasco (no se si por buenas razones). A Monreal ya lo maicearon y le ofrecieron la candidatura a la CDMX a cambio de que deje de fastidiar al señor presidente… A Noroña mejor lo dejamos “sin comentarios”, porque siempre se pone a lloriquear cuando alguien lo menciona… y no tiene ninguna posibilidad de quitarnos el tiempo con una candidatura de verdad.

Todos los mencionados son enemigos del pueblo de México, pero sólo Claudia Sheinbaum puede ser tildada de ser “Un peligro para el Metro” (aunque Marcelo le hace competencia), pues fue a ella y sólo a ella a quien se le cayó el Metro en su cara… y luego ha tenido la desvergüenza de seguir cobrando su sueldo, a pesar de que ha tenido accidente tras accidente en el Metro.

Para inmortalizar a Claudia, sugiero que en la antigua Glorieta de Colón, se coloque una réplica miniatura, en bronce, de los vagones caídos de la Línea 12. Así pasó Claudia a la historia de nuestra ciudad.

Lo más fácil que puede hacer Claudia, para evitar ser llamada “Un peligro para el Metro” es echarle la culpa a alguien más (como lo hacen los valientes). Y ese alguien es el incomparable Marcelo Ebrard. Si Claudia lo mete un rato en la prisión, puede cosechar aplausos mientras hace su campaña presidencial y evadir al mismo tiempo su responsabilidad.

Pero encuentro aquí una pequeña paradoja: si Claudia no se atreve nunca a acusar a Marcelo, puede la Sheinbaum ser luego acusada ella misma, por el delito de “encubrimiento” de Marcelo Ebrard.

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