El Poder Judicial, podrido por la “ideología de género”

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

En la semana que concluye, el Poder Judicial de la Federación exhibió el nivel de putrefacción institucional al que ha llegado por haberse dejado contaminar por la “ideología de género”. ¡Qué vergüenza de institución pública, de verdad!

PRIMER CASO: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que la Diputada Federal Teresa Castell (del PAN) ejerció “violencia política en razón de género” en contra de “la Diputada Federal Salma Luévano” (de MORENA), ya que en varias publicaciones en redes sociales, y en una entrevista, Teresa Castell se refirió a “Salma Luévano” sin respetar su “identidad y expresión de género”.

“Salma Luévano” es una “mujer trans”, es decir, objetivamente es una entidad individual de la especie humana que nació varón (genética XY) y que, por vulgares ficciones y artilugios legales, ahora debe ser tratada como “mujer”. Y lo único que hizo Teresa Castell fue ejercer su libertad de pensamiento y de opinión frente a esta jugarreta legaloide, colocando a la ciencia biológica por encima de las ficciones caprichosas de algunos individuos. ¡Qué curioso: ahora resulta que “la derecha” defiende a la ciencia mientras “la izquierda” defiende subjetivismos extremos! ¡El mundo al revés, mis amigos!

SEGUNDO CASO: la Suprema Corte de “Inmundicia” de la Nación publicó un mensaje en redes sociales para confirmar que “Negar el cambio del acta de nacimiento a infancias y adolescencias trans, viola el derecho al reconocimiento de su identidad autopercibida”, reiterando la Suprema Corte su idea anti-científica de que la identidad de un individuo ya no guarda relación directa con su naturaleza objetiva.

Eso de aceptar la “identidad autopercibida” ha sido uno de los más grandes errores que ha cometido la desprestigiada Suprema Corte de “Inmundicia” de la Nación, cuyos integrantes, nos queda claro, carecen hasta de los conocimientos más elementales de la Lógica, de ésa que supuestamente se estudia en el bachillerato.

Queda claro que la Suprema Corte no entiende lo que es la reductio ad absurdum (la reducción al absurdo), esa forma de proceder que tiene la Lógica para anular y desechar todas las ideas que, de ser aceptadas, nos conducirían inevitablemente a un callejón sin salida y a la negación misma de la ciencia como único pensamiento válido y veraz.

Reducción al absurdo: si aceptamos esa estupidez de la “identidad autopercibida”, tenemos que aceptarla para todos los temas y no sólo para los asuntos “sexo-genéricos”; de tal suerte que yo, mañana mismo, me autopercibiré como una persona de 70 años de edad para comenzar a recibir mi “pensión de adulto mayor” y para viajar gratis en todo el transporte público. ¿Entendemos ahora lo que es la reducción al absurdo? ¿Entendemos ahora la gran estupidez que ha contaminado al Poder Judicial de la Federación?

¡Qué pena constatar que la Suprema Corte no sabe de Lógica ni de Ciencia!

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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.

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