Carlos Arturo Baños Lemoine.
El feminismo es un cáncer social y hoy en día, por su nefasta influencia, muchos juzgados tienen a muchos varones sujetos a proceso penal acusados de delitos sexuales que se sustentan, básicamente, en las declaraciones de las partes acusadoras (que no “víctimas”). Muchos varones incluso están en la cárcel pese a que no existe, en su contra, lo que exige el Derecho Penal Moderno: pruebas contundentes más allá de toda duda razonable.
A partir de que la mitología feminista comenzó a contaminar a las fiscalías y a los juzgados, pero sobre todo después del movimiento fascista del #MeToo (2017), muchos varones han tenido que enfrentarse a aparatos burocráticos, políticos y mediáticos que están claramente inclinados a favor del dogmatismo totalitario inherente a la mitología feminista. Ser varón resulta ser culpable de antemano y ahora los varones acusados deben demostrar que son inocentes, cuando el Derecho Penal Moderno da por sentada la inocencia obligando a la parte acusadora a demostrar que le asiste la razón jurídica.
El dogma fascista del “¡Yo sí te creo, hermana!” está pudriendo a nuestro sistema de justicia, sobre todo en el ámbito penal, y el caso del actor Héctor Parra es un ejemplo de ello.
Héctor Parra se encuentra en prisión preventiva oficiosa acusado de dos delitos: abuso sexual y corrupción de menores, supuestamente cometidos en agravio de la hija que procreó con la también actriz Ginny Hoffman, Alexa Parra.
Consta que la relación sentimental entre Héctor y Ginny acabó en muy malos términos, como también consta que Alexa Parra ha tenido un comportamiento muy errático y contradictorio con respecto a sus dos progenitores: son de conocimiento público las grabaciones en donde Alexa defiende a su padre, Héctor Parra, ante los intentos de alienación parental por parte de su madre, Ginny Hoffman; pero también son de conocimiento público las entrevistas en donde, ya iniciado el proceso penal contra Héctor Parra, Alexa reniega y abjura de su padre y, en cambio, muestra afecto y respeto por la nueva pareja de su madre, un tal Alberto Ocampo, sobre el cual la misma Alexa había hablado pestes con anterioridad al inicio de juicio.
Ante posturas tan contradictorias, hay que preguntarnos ¿cuál es la verdadera Alexa Parra? Y por si esto fuera poco, la primera pericial psicológica no favoreció a Alexa, además de que sus dos primeros abogados decidieron retirarse del caso por no encontrar la acusación suficientemente fundada: los abogados Víctor Carillo y Alonso Beceiro.
Por todo esto y más, la otra hija del actor, la admirable Daniela Parra, nos está covocando a una manifestación que se realizará en el Hemiciclo a Juárez, el miércoles 24 de mayo, para exigir la libertad de su padre, Héctor Parra, y para condenar la tan nefasta “fabricación de culpables” como práctica habitual de un sistema de justicia corrupto e ineficiente. Allí nos vemos, sin duda. ¡Libertad para Héctor Parra, ya!
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