El circo de Morena

Alejandro Rodríguez Cortés

Alejandro Rodríguez Cortés*.

A la señal del presidente de la República, el partido Morena ejecuta una puesta en escena chafa para presumir justo lo que carece.

López Obrador jura no meterse pero fija reglas, tiempos y condiciones; los morenistas aseguran haber matado el arcaico destape priísta al tiempo que aceptan el mote de corcholatas, y de cualquier forma una de ellas habrá de ser destapada en septiembre; se ufanan de demócratas mientras llaman a votar por el carro completo; olvidan su pasado reciente acosando opositores; apelan a la guía del pueblo sabio pero solo siguen las señales provenientes de Palacio Nacional; cometen delitos electorales a pesar de que ellos mismos los catalogaron como graves en las leyes; se dicen defensores de la mal llamada Cuarta Transformación cuando en realidad son precandidatos en campaña, que no se llama campaña sino recorrido por el país. Pura simulación.

Circo de seis pistas con malabaristas, trapecistas, contorsionistas, equilibristas y, por supuesto, payasos que ya empezaron a cachetearse entre ellos mismos. Entretenimiento que le cae como anillo al dedo a un gobierno que está punto de concluir sin resultados qué mostrar. Es mejor ver y aplaudir maromas que contar muertos y niños esperando sus medicinas.

El maestro de ceremonias canta el sofisma de continuidad con cambio, aunque hasta los más crédulos acólitos obradoristas saben que la nueva sede del poder político en México se mudará el año que entra del Zócalo capitalino al rancho de Palenque, desde donde un viejo supuestamente retirado y jubilado querrá seguir manejando los hilos de la política nacional.

El mismo partido que prometió e incumplió la devolución de prerrogativas ofrece, magnánimo, 5 millones de pesos a cada saltimbanqui de la carpa para que financie sus evoluciones circenses y, para ganar supuesta credibilidad el hombre bala de Bucareli los rechaza. La única mujer en la función sí recibe la lana como si así nos olvidáramos de la monumental suma que ha gastado en su promoción durante casi un lustro.

Corriendo velozmente en sus zancos, el corcholato carnal saca todo su colmillo y le pone sabor a la función obligando a los demás a emplearse a fondo y ejecutar evoluciones mucho más arriesgadas. Y el mago zacatecano se hace guaje porque ya solo piensa en el circo local de la ciudad de México.

Mientras tanto, la caravana de oposición no se pone de acuerdo cuándo y cómo levantar su propia carpa, ignorando a organizaciones ciudadanas que ofrecen ayuda. Por ahora la función disponible es la oficialista.

México no necesita una corcholata, que una vez destapada es lo primero que se desechará. Nuestro país necesita la botella completa con el contenido completo y copeteado: más inversión y menos dádivas con propósitos meramente electorales; mejor educación y empleos, en lugar de fieles clientelas inútiles; salud como la necesitamos los mexicanos y no los daneses; balazos a los malos si así se requiere, y abrazos a la innovación, al empredurismo, a la escala social basada en productividad y no en subsidios infinitos; señales de seriedad a nuestros socios comerciales en vez de reclamos de disculpas o compras de activos disfrazadas de nacionalizaciones; tratos comerciales y no expropiaciones absurdas.

En fin, si nos conformamos con el circo de Morena tendremos lo que nos merecemos por ello.

 

*Periodista, comunicador y publirrelacionista

@AlexRdgz

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