Rubén Cortés.
El presidente ya admitió que “pues no me alcanzará el tiempo” para reducir violencia en el país. Una derrota sonada, pues el 15 de julio de 2021 le había puesto precio a su mandato, al advertir que “si no pacifico a México, no acreditaré históricamente mi gobierno”.
A fin de cuentas el presidente acepta lo que sabía cualquiera con medio dedo de frente, al conocer su estrategia de no enfrentar al crimen organizado y, en cambio, ordenar a las fuerzas coercitivas del gobierno la estrategia de “Abrazos y no Balazos”.
El presidente ya admitió que “el caso Ayotzinapa no se concluirá en mi gestión”. Una derrota sonada pues, el 27 de septiembre de 2018, prometió que “vamos a conocer lo que realmente sucedió, que se sepa dónde están los jóvenes y se castigue a los responsables”.
A fin de cuentas el presidente acepta lo que sabía cualquiera con medio dedo de frente: los estudiantes fueron secuestrados, asesinados, incinerados y arrojados al río San Juan, por el Cártel Guerreros Unidos, al creerlos miembros de Los Rojos.
Sin embargo, para medir el fracaso de la estrategia de seguridad pública de este presidente, no basta con ver que el número de asesinatos superó ya los 181 mil: hay que compararlo con los asesinatos que dejaron cinco presidentes anteriores:
–Carlos Salinas, 76 mil 767 homicidios
–Con Ernesto Zedillo, 80 mil 671
–Con Vicente Fox, 60 mil 280
–Con Felipe Calderón, 120 mil 463
–Con Enrique Peña, 156 mil 66
Y que los cinco estados más violentos están gobernados por el partido del presidente: Colima, Baja California, Zacatecas, Sonora y Michoacán. Y en Oaxaca están 26 de los 100 municipios con las tasas más altas; en Puebla y Zacatecas hay 24.
Sin embargo, para medir el fracaso en el caso Ayotzinapa no basta con escuchar al abogado de los padres, al quejarse de que la versión de este gobierno es similar a la del gobierno anterior: hay que leer que es similar a la llamada “Verdad Histórica”:
“El informe de la Comisión de la Verdad del caso Ayotzinapa estableció que en el crimen concurrieron integrantes delictivos del grupo Guerreros Unidos y que no hay indicio alguno de que las víctimas se encuentren con vida”.
Y el crimen ocurrió en un municipio y un estado gobernados por el grupo político que hoy gobierna el país. Y fue ordenado por el alcalde morenista José Luis Abarca, porque sabotearían un acto en el que su esposa presentaría su candidatura para sucederlo.
Incluso, Morena tuvo que quitar a su candidato a gobernador, Lázaro Mazón, por su relación con Abarca.
Sí, a 30 semanas del adiós, estos son dos de los más estrepitosos fracasos presidenciales: inseguridad y caso Ayotzinapa.
