Carlos Arturo Baños Lemoine.
En medio de los desvaríos del gobierno de López Obrador y de las protestas violentas en EEUU, una nota nacional casi brilla por su ausencia, no obstante ser una nota muy importante, de gran trascendencia: la votación en torno al PIN Parental en el Estado de Nuevo León.
Todo comenzó cuando el Diputado Juan Carlos Leal Segovia, del Partido Encuentro Social (PES), presentó una iniciativa de reforma al artículo 3º de la Constitución de Nuevo León, que en su parte sustantiva decía: “El Estado y la autoridad educativa estatal promoverá e impartirá la Escuela para Padres, como una forma de participación activa de los padres de familia, tutores o quienes ejerzan la patria potestad a fin de impulsar la corresponsabilidad en la educación de sus hijos. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
Entre otras cosas, esta reforma estaba orientada a poder establecer el famoso PIN Parental, que no es otra cosa que es un mecanismo de legítima intervención de los padres y las madres de familia, y de los tutores, en la educación que reciben sus hijos o tutelados con respecto a temas polémicos, como el de la sexualidad.
En pocas palabras, el PIN Parental les permite a padres, madres y tutores estar enterados de los contenidos que van a recibir sus hijos o tutelados en temas delicados, así como impedir que sus hijos sean adoctrinados por los agentes escolares gubernamentales comúnmente llamados “maestros”.
El PIN Parental es un medio de resistencia e impugnación que tienen las familias ante las doctrinas exóticas, arbitrarias e irracionales que, de tanto en tanto, cualquier gobierno quiera imponer sobre los menores, aprovechando que éstos son sujetos en desarrollo dentro de la sociedad.
Como sabemos, hoy en día está de moda la “ideología de género” que, entre otras cosas, avala sandeces como aquella de que “Hay niñas con pene y niños con vagina”. Se trata de la misma “ideología de género” que permite que cualquier persona “sea” lo que se le antoje sólo porque así se auto-perciba: varones creyéndose mujeres o mujeres creyéndose varones, por ejemplo. Se trata de la misma “ideología de género” que defiende las aberraciones ésas de “las niñas y los niños trans” y “la del cambio de sexo”.
Por supuesto que las madres y los padres de familia, que los tutores, tienen todo el derecho de oponerse a que sus hijos sean adoctrinados en esos despropósitos mentales, como en su momento otras madres y otros padres se opusieron a que sus hijos fuera aleccionados con la “educación socialista” de Lázaro Cárdenas, que hasta mandó reformar la Constitución para tales propósitos.
El artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos sostiene que la educación que se imparta por parte del Estado debe basarse en los resultados del progreso científico, y ha quedado más que demostrado que ni el marxismo (socialismo) ni la “ideología de género” (feminismo más el rollo LGBTTTIQ+) tienen suficientes fundamentos científicos: sólo se trata de vulgares mitologías de carácter político, de consuelos psicológicos, con altísimos niveles de subjetividad caprichosa y muy influidos por lo peor de la filosofía materialista y post-moderna, nada más.
No debe extrañarnos que el marxismo se auto-proclame como “socialismo científico”, ni que la “ideología de género” se auto-perciba como “perspectiva científica”: son mitologías que se juzgan a sí mismas… Pero la verdad es que no soportan un análisis realizado con criterios de veras científicos porque, para empezar, carecen hasta de la lógica más elemental; no soportan un análisis sustentado en la descripción y en la explicación de la realidad sobre bases empírico-racionales.
El marxismo y la “ideología de género” son verborrea engaña-bobos sostenida en lo “políticamente correcto”; verborrea que se han tragado los tomadores de decisiones de alto nivel (sobre todo en el gobierno) y, por ello, tales mitologías se han empotrado en las instituciones públicas, incluidas las educativas.
Quienes se oponen al PIN Parental son quienes viven como parásitos del Estado gracias a esas dos mitologías: el marxismo (socialismo) y la “ideología de género”.
Los opositores al PIN Parental acusan a éste de tener un origen conservador y religioso, porque su brutal ignorancia no les permite comprender que el primer PIN Parental está íntimamente unido con el carácter laico del Estado: el primer PIN Parental (sin este nombre) fue el que logró sacar a la religión de las aulas públicas, por ser la religión un conjunto de creencias y de prácticas sin asidero científico. Quien quiera educación religiosa para sus hijos deberá buscarla en los templos o en las escuelas confesionales, pagando un costo privado por ella.
Así como la religión fue sacada de los programas públicos de estudios por su falta de cientificidad, así deben ser sacadas de los programas públicos las “dogmáticas estatales”, como la mitología comunista y la “ideología de género”. No todo lo que parece ciencia lo es…
Los contribuyentes no tenemos por qué pagar ensoñaciones privadas y nocivas, como clases de marxismo y de “ideología de género”, en las aulas públicas. En las aulas públicas se deberá enseñar sólo lo que se ajuste a la ciencia.
La iniciativa presentada por el legislador Juan Carlos Leal Segovia alcanzó apenas 20 votos a favor, de los 28 que eran necesarios. Hubo 12 en contra y 9 abstenciones. No pasó, pues, la iniciativa del PIN Parental, pero sin duda que este mecanismo debe ser defendido dentro de nuestro marco normativo.
El debate ya se abrió. Hay que darlo a favor de la racionalidad y la ciencia, y en contra de las mitologías apoyadas por y desde los gobiernos autoritarios y dogmáticos.
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Este artículo de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.
