Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Nadie tiene la culpa de lo que gravemente sucede en México en desigualdad, como la tiene la propia clase media, que siempre se deja vapulear y sobajar en el interés de los gobernantes. Para ellos, no existe la clase media ni en sus discursos, ni en su perspectiva, somos mexicanos de tercera.
Ningún programa de gobierno está diseñado para la clase media, no hay absolutamente nada que tenga visos de resolver los problemas cada vez mas acuciantes, que la clase media se enfrenta de manera aislada, sin apoyo cuál ninguno. Somos mexicanos que no tenemos ninguna inserción en el sistema político mexicano; los de la política, porque la mayoría son lumpen proletriat, pocos que surgieron de la clase media, lo que quieren es por medio de las influencias de la alta burocracia, aparentarse burgueses. Quieren ir a Vail a esquiar y tener casa en valle de Bravo, rápido dejaron de ser clasemedieros para convertirse en clase alta-lenta, porque siempre intentan subir y nunca llegan a ubicarse ahí.
Los empresarios grandes antes y ahora, negocian en lo oscurito las malas decisiones, el aeropuerto fallido, por ejemplo. El gobierno publicitadamente reconoció un 35% de avance de obra, cuando los técnicos señalan que no llegaba a más del 10%; el gobierno los arregló, se quedaron ambos callados, los ricos después, fueron a celebrar con los funcionarios del moche, con la declaración que iban a invertir de nuevo, se supone lo que les dieron a la sorda, porque no hay transparencia en ello. Y Urzúa no habla de eso.
Y pagó el pueblo, ¿el pueblo? Sí, el verdadero pueblo, la clase media que es la que contribuye más que ningún otro segmento a pagar los caprichos sexenales y las ocurrencias de gobernantes para quienes los contribuyentes no cuentan, ¿o me equivoco?
Y resulta que se lleva a cabo un ataque más contra la clase media porque es inconcebible para la camada de resentidos, que existan mexicanos que se sacrifican con tal de que sus hijos, algo aprendan en las escuelas: No llegan a comprender los rencorosos sociales, como hay gente que deja parte de sus ingresos en subsidiar al Estado, porque su incapacidad para dar una educación ni siquiera mediocre, obliga a que exista una educación privada que a duras penas, es mejor con creces que la que imparte el Estado, con todo y los rollos que a nivel constitucional le han puesto; porque lo que es, en ideologías y fantasías los que hacen leyes se pintan solos.
Pero como siempre nadie defiende del ataque, a la niñez y a la juventud, que son las que van a servir para sacar del atolladero tantas y tantas burradas de las ideologías de la pobreza y de género, que los insensatos han comprado sin pagar, trasladando esas facturas… ¿a quiénes? mi querido lector, atinó: a la clase media.
Y es que la educación costosísima que imparte el Estado en términos de calidad es de las peores del mundo. Hay tranzas por todos lados, a todos los niveles, y los sindicatos son un escollo terrible, son de hecho partidos políticos adentro de las escuelas y educadores que plasman el odio en los textos inspirados en la rabia impotente de Eduardo Galeano y en todos los ateos de la historia del pensamiento inútil, lo que lleva a las generaciones que caen en sus garras a la anarquía y al nihilismo por nota.
Los maestros se niegan a pasar un examen de conocimientos de nivel elemental, porque tienen plazas que no se corresponden a su nivel cultural: bajo.
¿Qué van a enseñar?… bajezas.
Eso no era así, la educación pública era muy buena. Cuando no había tanto dinero en ese rubro.
Mucho antes de las reformas educativas que arrancaron desde Echeverría y desde que se confundió la actividad política, con la docente y luego se revolvió más, con la administrativa; desde De la Madrid por lo menos, se cayó la educación pública. Y la dependencia ha servido como un trampolín político para sujetos como Ernesto Zedillo que lo hicieron presidente, o Manuel Bartlett que jamás dio una clase y le sirvió el cargo para ser gobernador de Puebla, un estado en el que nunca residió antes. Le debió la gubernatura a Carlos Salinas.
Ahora que Barbosa con parche de pirata, asalta a las escuelas privadas, pocos se inconforman; y de ahí se agarran para golpear más a la clase media.
Y yo me pregunto: ¿que hacen las directivas de padres de familia para empezar una insurgencia contra esas arbitrariedades?
Y también ¿por qué no? ¿qué hacen para hacerles entender a los negociantes de la educación que deben rescatar ese segmento con importantes descuentos, en estos momentos de crisis?
Porque a la clase media la golpean los corsarios del poder, pero también los negociantes de la educación de paga. Porque no ceden, no entienden que en los negocios se gana y se pierde y ellos hasta ahora, solamente han ganado.
La pandemia nos ha afectado a todos, a todos, y tendremos que cargar con ella, todos.
¡Pónganse las pilas porque algo valioso lo podemos perder!
