Raúl Flores Martínez.
En México hay un dicho muy popular, “le valió madre” cuando una persona a pesar de las advertencias, hace lo que no debe de hacer. Este caso es el del presidente municipal de Oaxaca, Oswaldo García Jarquín, quien se brincó los protocolos y fue inmunizado contra el coronavirus.
Este alcalde de extracción, adivinó usted, de Morena, utilizó su pequeño poder pueblerino para ser vacunado contra el Covid, junto con su familia a pesar de que su líder moral, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer que los primeros vacunados serían médicos y personas de la tercera edad.
A través de redes sociales, el edil morenista fue denunciado por haber acudido, junto con su familia, a una clínica de salud social para ser inoculados, lo que generó que médicos, enfermeras y habitantes de la capital oaxaqueña, le reprocharon su falta de respeto a las normas y el que poco le haya importado que aún falten por vacunar varios integrantes del sector salud en la entidad.
Así son los políticos pueblerinos que piensan que solo su cerrazón, terquedad e ignorancia, son ley. Una ley basada en el valemadrismo y en el yo, primero yo y después yo.
Qué dirá ahora su líder supremo, cuál será el castigo que debe de tener junto con su familia que a leguas se ve que no tienen ética, respeto y calidad moral para estar en una sociedad como la oaxaqueña.
Este episodio no ha sido el único de este flamante politiquillo de pueblo que me recuerda la película de “La Dictadura Perfecta”, donde sus leyes son a modo para enriquecerse y perpetuarse en el poder.
Oswaldo García Jarquín, es considerado por colectivos feministas, como el vivo retrato del misógino autóctona descerebrado que, solo llego el poder por lamerle los pies a López Obrador.
Otro de los episodios que ha protagonizado, es la denuncia por violencia política, además de ser calificado como “insensible, autoritario”, tras destituir a la directora del Instituto Municipal de la Mujer, Jaquelina Escamilla Villanueva, con el pretexto de fallas técnicas en una video conferencia de Pro Vida.
De acuerdo con la información que se manejó en su momento, la videoconferencia titulada “Preservar la vida, la necesidad de tiempo. De los derechos y las realidades médicas en el estado de Oaxaca”, supuestamente fue boicoteada por la propia directora del instituto local de la mujer.
A través de un mensaje en video, Escamilla Villanueva dio a conocer que fue destituida del cargo por instrucciones, bajo coacción y amenazas, equiparables a actos de violencia política, por parte del alcalde de ese municipio, Oswaldo García Jarquín.
El argumento fue no haber transmitido la ponencia “Preservar la vida, la máxima necesidad en este tiempo”, misma que contaría con la participación de integrantes de grupos anti derechos, autodenominados “Provida” y que generó la movilización de opinión de más de 80 colectivas y organizaciones feministas, así como de más de 400 mujeres a título personal que exigieron la cancelación de dicha transmisión por considerar su contenido contrario a los derechos de las mujeres.
Hoy García Jarquín, nuevamente está en los reflectores nacionales por su valemadrismo, por su gandallez que lo único que exhibe, es que el partido Morena y sus políticos; siguen siendo los mismos gandallez y vividores de antaño.
