La ultraderecha católica en México

Por. José C. Serrano

Estudiosos de organizaciones ancladas en el secretismo, han escrito en diferentes medios lo que saben de ellas. Hacen énfasis en una de origen mexicano que, nació en Puebla en 1951, bajo el amparo del Arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, con el nombre de Frente Universitario Anticomunista (FUA); años después daría paso a la Organización Nacional del Yunque o, simplemente, El Yunque.

Se trata de una comunidad ultracatólica de alcance nacional e internacional que, declara como su propósito esencial “defender la religión católica y luchar contra las fuerzas de satanás” e instaurar el reino de Cristo en la tierra.

La agrupación ha sido tachada de anticomunista, antisemita, antiliberal y con rasgos fascistas; la masonería es también uno de sus peores enemigos. Otro de sus objetivos (más o menos disfrazado) es evangelizar las instituciones públicas, mediante la infiltración de algunos de sus miembros en las más altas esferas del poder político.

Uno de los más activos divulgadores de la existencia de El Yunque, como un ente nacional de grandes alcances operativos ha sido Álvaro Delgado, periodista e investigador quien, junto con Luis Paredes Moctezuma, exalcalde de la ciudad de Puebla y Luciano Ruiz de Chávez, exmilitante y fundador de dicha organización en Guanajuato, han develado algunos de los misterios de esta agrupación ultraconservadora.

Delgado puso el resultado de sus investigaciones en el libro El Yunque: La ultraderecha en el poder, (2003), editorial Plaza & Janes y El Ejército de Dios: nuevas revelaciones de la extrema derecha en México (2005), editorial Random House Mondadori. El primero fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo de México en la categoría de reportaje y periodismo de investigación.

El maestro Bernardo Barranco Villafán ha dedicado, con ahínco, varios años de su vida a la investigación de lo que ocurre en las iglesias y sus religiones. Dice que El Yunque es hijo de la guerra fría y, por tanto, del anticomunismo que el papa Pío XII irradió a su pontificado. Afirma que, desde hace décadas El Yunque ha pretendido hacerse del poder en México a través de la infiltración política para transformar el régimen existente, mediante una delirante militancia que busca instaurar los principios católicos en la sociedad. Una especie de teocracia clerical.

La organización, como la llaman, tiene un talante cercano al fascismo, con orígenes paramilitares y con tácticas de conspiración y violencia como instrumentos de acción política. Es la expresión revanchista de los católicos de viejo cuño de raigambre cristero; que pugna por establecer un gobierno evangélico que rechaza el avance de las mujeres en la sociedad, que pugna por un modelo único de familia. Sus fundadores adoptan el nombre de “Yunque”, inspirados en la frase, proveniente de San Ignacio de Antioquía, uno de los padres de la Iglesia, que dice: “Hay que resistir las embestidas como lo hace el yunque al ser golpeado”.

Dice el maestro Barranco Villafán que, “lo que está en el fondo de estos embates es una nueva forma de integrismo que pretende ganar espacios de poder para alcanzar sus fines. Lamento el uso de la captación de jóvenes y el adiestramiento con métodos paramilitares, la infiltración y manipulación de asociaciones católicas o el acoso a las personas que dejan la organización”.

El Yunque ha sido muy exitoso. Ha penetrado las estructuras de organizaciones, estudiantiles, la Iglesia, el Partido Acción Nacional (PAN), organismos empresariales como Coparmex y Concamín. Recientemente ha incursionado en importantes medios de comunicación tradicionales. Ha expandido su red de influencia en las organizaciones de la sociedad civil con diversas causas y fachadas: Provida, Profamilia, Bien Común, Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos, Dhiac, México Unido contra la Delincuencia y tantos otros membretes.

El lobo con piel de oveja.

 

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