Oposición sin opositores VII

Jorge Miguel Ramírez Pérez.

“De una vez y en lo venidero deben saber los súbditos

del gran monarca que ocupa el Reino de España,

que nacieron para callar y no para discurrir,

ni opinar en los altos asuntos del gobierno”

Marqués de La Croix, virrey de la Nueva España 1767

 

En el esquema de cualquier sistema político moderno es indispensable la oposición, sin ella lo que se configura es un vasallaje. En los sistemas políticos primitivos, es decir en los autoritarios, la concentración de poder, conduce a implantar un proyecto monolítico, una construcción social que no admite dudas ni cuestionamientos.

 

La sociedad pierde autonomía y los individuos se tienen que ajustar al papel pasivo que le asignen desde el poder, y lo tienen que aceptar de buena o mala gana. De hecho, son forzados por la manipulación, a reproducir la misma interpretación de los hechos y la verdad, como lo impone el liderazgo. De modo que la agenda del gobierno la adoptan los opositores y llegan a defenderla más, que los del gobierno. Ese proceso se le llama cooptación.

 

Los opositores cooptados ponen en su mapa al presidente, como si fuera el eje del sistema, no al ciudadano. El tema prioritario de ellos, es negociar con el poder, no limitar al poder en beneficio del ciudadano. Es el camino que construye la tiranía. De modo que la línea política cupular prohíbe como lo aseveraba De la Croix, aspirar a participar disintiendo del gobierno, porque el poder de uno solo, detesta que otros puedan oponerse o aspiren a otro papel, que no sea el del espectador inmovilizado políticamente.

 

Los autoritarismos desalientan los espíritus con emoción, les quiebran a los verdaderos ciudadanos el interés de un mejoramiento colectivo y lo obligan a trasladar sus expectativas hacia cualquier territorio que no cercene sus aspiraciones. Por esa razón política, la gente huye de sus propios países tanto como lo hace por razones de seguridad o por ausencia de oportunidades.

 

Para el habitante de los países dominados por los sombríos dogmas del grupo en el poder, la vida pública le resulta una pesada carga porque le niega su derecho a ser ciudadano, se vuelve aburrida. No puede una persona tener opiniones o inclinar sus decisiones de convivencia económica y social, a las variantes de su propio enfoque de valores y razonamiento, porque el estado le niega esa categoría de ciudadano y en cambio le asigna al papel de la obediencia a la persona o al grupo de poder.

 

La política unilateral, la del pensamiento único, el de una sola persona, sin rendirle cuentas a los gobernados, como se ha estilado en los tres últimos años, de manera mas pronunciada, es aberrante.

Omite la esencia de la libertad. Para el líder no existen alternativas, lo que él determina es lo único que acepta, tanto en el “que” y en el “cómo” sus verdades son las que valen, con la exclusión de todas las demás.

 

Por eso los ejecutores de la tiranía, como Manuel Bartlet el director de la CFE, declara que el proyecto de contrarreforma eléctrica: va, así, sin una sola modificación y extiende su amenaza a despreciar los reclamos legales. En otras palabras: “quieran o no quieran en las cámaras, vamos a desconocer los contratos y los acuerdos y si hubiera que pagar indemnizando los daños a los inversionistas, no les vamos a pagar nada”.

 

La ironía es que la arrogante postura del funcionario obradorista, no fue respondida de parte de la llamada oposición en el tono de indignación que debiera ser equivalente a la osadía expresada, propia de un dictadorzuelo bananero. En vez de ello, el reclamo vino de la misma casa política Obradorista, en boca de Ricardo Monreal, que le conminó al petulante director de la CFE a respetar las discusiones en el poder legislativo. Me parece que éste último como coordinador del senado y el priísta Rubén Moreira, estaban armando una simulación de modificaciones menores para justificar la traición del PRI, ante su precaria alianza con los panistas y perredistas.

 

Pero Bartlet, aparte de ningunear a los legisladores, como si los conociera en sus capacidades parlamentarias, como para expresar ese desprecio, suma un ultraje a la legalidad. Coincide con su patrón López Obrador, en definir a las leyes como obsoletas, violables impunemente e inferiores a su voluntad. Hitler, Pol Pot el genocida de Camboya, o los ayatolas por ejemplo, son de la misma línea de creer y difundir que son superiores a las leyes y que antes de ellos, no hay nadie, solo basura política, y como la gente o mucha gente lo cree, como lo documentó Eric Lafforge: uno de los tiranos de Corea, Kim Jong Il fallecido en 2011 y padre del actual líder supremo, se alcanzó la puntada de difundir que él había inventado las hamburguesas en el 2009, pero que los gringos le robaron la receta. Y el pueblo bueno y sabio de allá se lo cree hasta ahora. No exagero.

 

Tan grave se muestran todos estos vergonzosos hechos que la oposición se limita a la política de disciplinar a sus diputados para que no voten por la Contrarreforma Bartlet, sin expresar enérgicamente que es muy grave tirar una legislación que ellos mismos aprobaron como partidos y hasta como personas. Diez y seis priístas, ya se comprometieron no jalar con los caprichos de la trinca infernale: Obrador, Nahle y Bartlet, un asturiano, un apellido sirio, y un apellido inglés haciéndole a los patrioteros y esperando hasta diciembre, como el viejo PRI que obre un espacio de tiempo para doblar diputados que puedan traicionar a sus partidos.

 

Está en juego la carnada del poder, si el PRI vota con los tiranos: la CFE sería para el todavía gobernador de Oaxaca: Alejandro Murat, tal vez Hidalgo para Carolina Viggiano, la número dos del PRI; dinero para el jefe de la Junta de Coordinación Política dela Cámara de Diputados, el priísta y marido de la Viggiano, Ruben Moreira que espera le aumenten el presupuesto; obra también la promesa para los pocos gobernadores del PRI que quedan, de regresarles un poco de lo que nos les dieron en estos tres años de presupuesto; y finalmente, un consulado que puede ser Barcelona, para la que fue Gobernadora de Sonora: Claudia Pavlovich. Porque empezó a pagar a los que le ayudaron a ganar gubernaturas como Quirino Ordaz.

Y si no hay arreglo con estos, también reciben el impulso tanto Osorio Chong como Manlio Beltrones para tener interlocución con Obrador, como publica SDP ayer.

 

Así que, los opositores tienen motivaciones para servir al líder, México puede esperar.

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