Carlos J. Pérez García

Carlos J. Pérez García.

Antier jueves 18, unos diez meses después de que tomó posesión el presidente Biden de Estados Unidos, nuestro primer mandatario logró que lo recibiera. Surgen ya comentarios.

Claro, éste y sus fieles podrán decir que fue un éxito total su viaje a Washington para las reuniones bipartitas con Joe Biden y Justin Trudeau de Canadá, así como entre los países del Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá, el crucial y neoliberal T-MEC, firmado por López Obrador en continuación al esencial y neoliberal TLCAN, suscrito por su antecesor Carlos Salinas y que rindió saldos positivos a lo largo de 26 años.

Con anticipación se habían mencionado los temas regionales a tratar: Migración; Laboral; Economía de cadenas de suministro, integración energética, competitividad y crecimiento; Lucha contra la pandemia, y Cambio climático. Miren, en cada uno de ellos nos vemos bastante mal y parecía mejor que varios no se incluyeran, pero Estados Unidos quiso agendarlos aunque a la postre fue benévolo y discreto… ¡Se la deben!

Coincido en cuanto a que imperaron los símbolos y los protocolos, al menos entre las contrapartes de México, y que la declaración conjunta trae puntos en los que AMLO ha estado totalmente en contra; además, dio pena ver al presidente mexicano tan achicado al sentarse con Biden, pero merece felicitaciones por no haber seguido echándole broncas como en meses anteriores. El saldo es positivo.

Y este escribano percibió altibajos: Un recuento de obviedades generales con Kamala Harris, un desplome en el encuentro bilateral que fue televisado desde la intimidante Oficina Oval, y una correcta lectura de un buen texto en la gran mesa trilateral. Me pareció que, justo antes del segundo punto hubo algunos admonitorios índices levantados, pero lo importante viene a ser que el Canciller Ebrard y el Embajador Moctezuma hagan su trabajo sin tantas distracciones superiores.

Ninguno es cierto: Los extremos de “líder mundial” o “vergüenza histórica” para calificar al presidente, se dan en una evidente polarización y acaso nos podemos inclinar hacia alguno de ellos.

Habría temas delicados que no se iban a tratar de manera abierta y detallada, los cuales se mantendrían ocultos aunque se pueden adivinar: La concepción actual de soberanía en la reforma eléctrica y la integración regional del T-MEC; el sentido ideológico o práctico de una peculiar ideología antineoliberal; los riesgos intrínsecos de la manipuladora retórica del nacionalpopulismo, o los audaces pero inofensivos excesos en las ideas de AMLO para la comunidad internacional.

No surgió la reciente propuesta a la ONU. Y el excanciller Jorge Castañeda aclaró que ya había sido presentada en diversas formas. Parte de ella (porcentaje del PIB) fue planteada hace medio siglo (1970) y aprobada por países de la ONU, aunque nunca se cumplió; otra (para los hombres más ricos) fue aceptada por algunos en 2010 y su amigo Slim se negó a firmar; la última (gravamen especial a grandes empresas) fue desarrollada en la OCDE del mexicano Ángel Gurría y rechazada por su amigo Trump durante 4 años, pero aceptada por Biden en cuanto llegó.

En el balance, a partir de lo que fue y no fue, me parece que este viaje es de lo poco que le ha resultado al actual presidente.

* POCO ANTES EL AMADO Líder dijo que se sentía fortalecido para su visita a Washington, por la aprobación unánime de sus partidarios o aliados (sin cambiar una coma ni aceptarle nada a los opositores) de su Presupuesto de Egresos 2022. Esto sí “ardió” al PRI, el PAN, el PRD y MC, así como a distintos comentaristas.

En medio de las sesiones de la Cámara de Diputados se dieron ruidosos festejos por el cumpleaños de su Alteza Pequeñísima, al igual que por esta peculiar victoria (273 votos sólo de la 4T) o derrota (con 214, todos los de la oposición presente), en la que rechazaron cada una de las 1,994 reservas o propuestas de las minorías. El soberano se congratuló y los convocó al Palacio Virreinal para refrendar que ‘amor con amor se paga’.

En fin, creo que es demasiado pronto para convenir en que esta sería “la peor Legislatura” de nuestra historia. Habrá que observar a unos (Mier, Gutiérrez…) y a otros (Triana, Moreira…) ante las reformas constitucionales. Entre tanto, aunque no pocos coinciden en que la objetada contrarreforma eléctrica “está muerta”, la cortesía del gobierno gringo impidió que la enterraran ahora, si bien tendría que volverse bastante distinta. Veremos.

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