Raúl Flores Martínez.
Estamos en un México multicolor, multifacético dónde las mentiras y las falsas promesas son pan de todos los días, mientras que en algunos estados la inseguridad, la violencia y la sangre deja huella del crimen organizado.
Guanajuato y Zacatecas son dos estados que han sido cooptados por los grupos criminales, grupos que desencadenan la inseguridad, entidades, donde el crimen organizado ha ejecutado a decenas de personas y las sigue ejecutando, incluso hasta dónde los perros se pueden llevar las evidencias para pasearlas por las calles.
En días pasados un perro, fue captado por las calles del municipio de Monte Escobedo cuando caminaba con la cabeza en el hocico, cabeza de una persona que había sido ejecutado en el interior del área de unos cajeros automáticos de una institución financiera que se encuentran en la zona centro de ese lugar.
Tanto personal de la Policía Estatal y elementos de Infantería del Ejército Mexicano se abocaron a la búsqueda del perro, 11 horas después, al localizar la región cefálica en el interior de un corral de una casa en la zona centro del mismo municipio.
Algo similar pasó en Irapuato, Guanajuato cuando un perro fue visto por vecinos del Fraccionamiento Santa Fe, paseando con una mano humana en las calles de la zona.
Datos del Secretariado de Seguridad Pública, señalan que Irapuato está entre los 16 de los 50 municipios de la Estrategia Nacional de Seguridad que tuvieron un aumento en violencia de enero a septiembre de este año, en específico en homicidios dolosos.
De acuerdo con cifras oficiales, en Irapuato los asesinatos pasaron de 178 en ese periodo de 2021, a 210 en el mismo periodo, pero de 2022.
Hoy en día hasta los perros, exhiben el mal actuar de las fuerzas de seguridad, de las áreas de inteligencia y de la mala estrategia de seguridad que sigue dejando una estela de muerte, estela de integrantes del crimen organizado y ciudadanos que caen en sus garras.
Zacatecas y Guanajuato, dos entidades dónde las células del Cártel de Jalisco Nueva Generación, tienen una feroz batalla contra las huestes del Cártel del Pacífico y Santa Rosa de Lima, organizaciones criminales que se han adueñado de municipios bajo el amparo de la impunidad y protección de algunos gobiernos estatales y municipales.
