Por. Ah-Muán Iruegas
El reciente fracaso de la Selección Nacional de Futbol en el campeonato mundial de ese deporte, (y del “Tata Martino”, víctima sacrificial incomprendida) tiene diversas dimensiones. La primera es desde luego asunto “futbolesco”. Pero hay otra.
La eliminación de equipo mexicano de futbol es asunto de la plaza pública. Graves cuestiones se esconden detrás de este, en principio, mundano episodio.
El equipo mexicano de futbol, es ante todo un “equipo mexicano”. Por lo tanto, antes que tratar el tema deportivo, es válido preguntarse si los equipos mexicanos, en lo general, funcionan o no.
Quien escribe estas líneas sostiene que los equipos mexicanos no funcionan.
El Primer Equipo Mexicano, que desde luego no funcionó, fue desde luego el “equipo de Miguel Hidalgo”, la turba que nunca pudo organizarse como un ejército de verdad. Tanto era el caos en nuestras filas, que se decidió no atacar la gran ciudad, por el desorden que se preveía en la misma ciudad por parte de “nuestras fuerzas”, en el muy probable caso de… ganar el combate.
Allí se planteó otra grave cuestión. Una pregunta eterna para México: “¿Qué hacemos si ganamos?”.
Por aquella carencia, por la incapacidad de organizar un “equipo independentista”, o sea un ejército en forma, la guerra duró diez años más, que si hubiera atacado Hidalgo la gran ciudad.
Pero en cambio, el propio Miguel Hidalgo, es un gran héroe.
Ahora bien. Si hablamos del primer Equipo Mexica, pues… el “equipo de Cuauhtémoc” tampoco funcionó. Porque aunque ganaron la batalla de la Noche Triste, perdieron la guerra y el imperio azteca.
Pero la actuación individual de Cuauhtémoc es la de un héroe.
En la actualidad, en México tenemos un ejemplo “de manual”. Andrés Manuel López Obrador, como individuo, es sin duda alguna un destacado político. Es una individualidad que logró acceder a la Presidencia de la República. Sin embargo, tanto su partido, como la masa que lo rodea es un verdadero desorden, un caos que no logran controlar ni siquiera los propios obradoristas.
Decididamente, lo equipos mexicanos no funcionan. Pero algunas individualidades al parecer si funcionan, aunque no funcione su propio equipo.
Los pequeños héroes mexicanos, también son individualidades. Ahí tenemos a Cuauhtémoc Blanco y su inolvidable “cuauhteminha”. Pero la Selección Nacional de Futbol -que yo sepa- nunca ha tenido una trayectoria heroica (aunque advierto que sé muy poco).
Es algo muy sabido que los grandes logros mexicanos los consiguen las individualidades. Sor Juana, Octavio Paz, Diego Rivera y prácticamente todas las eminencias mexicanas, los que encabezan nuestros logros, son meros individuos. No recuerdo que haya destacado prácticamente ninguno de nuestros equipos, ni el equipo de ninguna oficina de nuestro gobierno, ni el Equipo Nacional de Ping-pong.
Si usted quiere destacar en México, no haga nada en equipo. Hágalo usted solo, hágalo usted mismo y así, tal vez, logrará algo provechoso. No pierda el tiempo en “equipos”.
Desde el gabinete presidencial, hasta la Selección Nacional y aun el equipo de alumnos de mi Secundaria número 4, los equipos mexicanos no funcionan. Repito: No Funcionan. Esa es la tesis de este breve texto. Pues la “Incapacidad para Trabajar en Equipo”, es hasta ahora algo consustancial a nuestro país.
El trabajo individual le es característico al mexicano y es lo que mejor “le sale”. Un equipo nacional exitoso es tan extraño en México, que incluso parece extranjero.
No tengo, por mala fortuna, la solución a ese grave problema. Me conformo con plantear la cuestión. Acaso sea un asunto cultural, acaso un asunto educativo, acaso un asunto del destino. Pero es un claro problema nacional.
No es “solamente” la derrota de un equipo de futbol lo que nos preocupa, es la derrota del Equipo Mexicano, de los equipos mexicanos “en lo general”, lo que le hace daño al país.
No sé las causas; solo sé las amargas consecuencias.
Y no he querido acordarme demasiado del tema futbolístico, pues el futbol yo lo practiqué cuando era un niño. Fui entusiasta seguidor de los “Leones Negros” de la Universidad de Guadalajara, porque me gustó la mascota del equipo. Ahora no sé nada sobre el tema y no hablo sobre futbol, porque a diferencia de “alguien” (ya saben quien) no acostumbro opinar sobre asuntos que desconozco. Y sería una falta, para con nuestros apreciados lectores. Aunque me encantan los campeonatos mundiales.
Pero, volviendo al tema, uno de “los pendientes” que tiene México, como país, es atender la incapacidad generalizada para trabajar en equipo. Que también es parte de “Lo Nuestro”.
