Por. Raúl Flores Martínez
La destrucción que ha generado el huracán Otis en la Costa Grande de Guerrero, exhibió la falta de tacto y las malas decisiones del presidente López Obrador.
Malas decisiones, como cancelar el Fonden y quitar otros programas de apoyo a la población civil en casos de desastres, una mala decisión que debe tener un costo.
Al escribir estas líneas me encuentro en la cobertura del huracán que dejó incomunicados a todos los que estábamos en este destino turístico, fueron largos días de estar ausente, días difíciles que se volverán en un largo peregrinar para todos los que han perdido su patrimonio.
Según uno de los hijos de López Obrador, algunos periodistas que exhibimos la tardía reacción del gobierno que encabeza su padre, lo hacemos para afectarlo; una completa estupidez.
El junior habla por hablar, no lo he visto en los últimos seis días en el Puerto de Acapulco, Coyuca de Benítez y otras comunidades afectadas, la diferencia entre un junior dentro de la política y un periodista, es estar en el lugar adecuado y no en la comodidad de la cama.
Cuando me traslado a las comunidades, como Ejido Viejo del municipio de Coyuca de Benítez, no pienso en afectar al presidente, pienso en cómo poder ayudar a los afectados y no cómo joder al presidente.
Es real que esta administración fue rebasada por completo, y es obvio por la magnitud del fenómeno, cualquier gobierno sería rebasado, por eso la estupidez del junior, es por demás vomitable.
Acapulco necesita de la solidaridad se todos los mexicanos, necesita que se aplique la ley para evitar que sigan los robos a personas que llevan ayuda, necesita comenzar a retomar su vida en medio de la destrucción.