Andrea Chávez vs Denise Dresser

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Entre feministas te veas. Y sí, mis amigos, estamos ante un patético conflicto legal y personal entre dos feministas mexicanas: la Diputada Federal (plurinominal) Andrea Chávez (de MORENA) y la politóloga Denise Dresser. Sí, se trata de dos mujeres que se asumen como feministas y que actualmente están involucradas en un pleito que se sigue litigando.

La Diputada Andrea Chávez demandó a la politóloga y periodista de opinión Denise Dresser por “violencia política en razón de género” porque Denise, en un espacio periodístico, deslizó la hipótesis de que la diputada morenista había hecho uso ilegal de una aeronave oficial gracias a su cercanía sentimental con el entonces Secretario de Gobernación Adán Augusto López.

En pocas palabras, Denise Dresser hizo suyo el rumor de que la Diputada Andrea Chávez gozaba de ciertos privilegios al interior del gobierno de la Cuarta “Transtornación” Mental gracias a un influyentismo de origen sentimental: vaya, que Adán Augusto López era algo así como el sugar daddy de la diputada chihuahuense, razón por la cual ésta gozaba de muchos privilegios dentro del régimen de la “austeridad republicana”.

Quiero suponer que, como periodista y académica, Denise Dresser sólo buscaba respuestas dentro de un marco legal de rendición de cuentas, de tal suerte que la vida privada de la diputada morenista resultaba relevante sólo en función de un posible acto de influyentismo que podría enmarcarse como delito de peculado. Y, claro, a la joven diputada le vino como “anillo al dedo” la basura ésa de la “violencia política en razón de género”.

Como ya lo sabemos, mis amigos, la basura ésa de la “violencia política en razón de género” es un invento más de la sórdida mitología feminista: consiste en considerar a las mujeres metidas en política como seres especialmente débiles, defectuosos, estúpidos y faltos de carácter, a grado tal de necesitar la protección “machista y patriarcal” del Estado ante posibles ataques dentro de cualquier régimen político.

Como sea, ahora resulta que la feminista Denise Dresser ha sido condenada por un tribunal electoral contaminado por el feminismo que ella tanto profesa. No será la primera ni la última vez que “la revolución” se traga a sus propios hijos. Recuerden ustedes que, tras guillotinar a cuanto noble pudo, la Revolución Francesa terminó guillotinando incluso a sus revolucionarios más radicales. Recuerden ustedes que, tras la caída del Zar, la Revolución Rusa terminó exterminando a sus líderes rojos más preclaros. Recuerden ustedes que la Revolución Mexicana terminó en un baño de sangre entre quienes depusieron a Porfirio Díaz y a Victoriano Huerta.

Así suele pasar con las “grandes revoluciones”, mis amigos: no debemos sorprendernos, pues, ante el patético espectáculo litigioso que nos ofrecen las feministas Andrea Chávez y Denise Dresser. Y ya veremos cómo se siguen tragando entre ellas.

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