Carlos Arturo Baños Lemoine.
Ninguna persona bien nacida estaría en contra de la eliminación de la violencia hacia las mujeres, lo plantee o no lo plantee la ONU. Y todas las personas con algo de criterio estamos obligadas a detectar y analizar, con fineza y con firmeza, las farsas que pueden hallarse detrás de tan noble causa. Y sí, el 25N es un caso.
Dicha fecha se ha convertido en parte del “santoral” feminista y, como todo producto salido de la mitología feminista, conlleva muchas falacias, falsedades, ficciones, contradicciones y trampas, las cuales demeritan la fecha, por más que la plantee la ONU.
PRIMERO, cuando se habla de la violencia hacia las mujeres se suele soslayar la violencia que las mujeres ejercen contra las propias mujeres, que es mucha. Noten ustedes el terrible y reprobable sesgo que tienen al respecto las estadísticas oficiales, desde la ONU hasta los gobiernos nacionales. Por la nefasta influencia de la mitología feminista, las instituciones tratan de “invisibilizar” la violencia entre mujeres y, cuando el ocultamiento es imposible, suelen echar mano de la falacia del auténtico escocés: si las mujeres se maltratan entre ellas es porque se trata de “mujeres patriarcalizadas”, de “mujeres con machismo introyectado”, de “mujeres sin conciencia de género”, de “mujeres que reproducen inconscientemente la violencia machista”, etc.
Así, pues, el deficiente y sesgado abordaje que se lleva a cabo con respecto a la violencia hacia las mujeres en el marco del 25N, tiene como finalidad esencial presentar a los varones como la principal (o única) fuente de violencia hacia las mujeres y a las mujeres como “víctimas sempiternas del machismo”. ¿Más tramposa la cosa?
SEGUNDO, el 25N presenta como “gran éxito” todas las políticas de exterminio en contra de las féminas no-natas, es decir, el 25N aplaude el aborto como parte de los “derechos reproductivos de las mujeres”, como si asesinar a un ser humano sin capacidad de defensa fuera un derecho. Y hay que resaltar que la Suprema Corte de “Inmundicia” de la Nación ha determinado la total despenalización del aborto en México: ± el 50% de los fetos abortados son del sexo femenino, lo que significa que miles de niñas serán asesinadas por sus propias madres sin ninguna responsabilidad penal, con permiso de la Suprema Corte y con el aplauso de la ONU. ¡Vaya, y pensar que las feministas salen a gritar a las calles “Ni una menos”, cuando ellas mismas se encargan de asesinar a miles de niñas!
TERCERO, el 25N contradictoriamente no promueve el acceso de las mujeres a las armas no-letales de autoprotección y defensa, como son la pistola de descargas eléctricas y el gas lacrimógeno. Estas armas son fundamentales para que las mujeres puedan repeler una agresión aumentando la probabilidad de huir y no salir dañadas. ¿Conocen ustedes alguna iniciativa al respecto por parte de los gobiernos nacional o estatales de México?
¡En fin, que la farsa feminista del 25N está suficientemente expuesta y probada! Y eso que no pretendimos ser exhaustivos.
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