Raúl Flores Martínez.
La estupidez es un mal que se tiene desde el nacimiento, claro ejemplo lo dan algunas personas que dicen cosas sin pensar, solo por creer que tienen la razón o porqué nadie le puede decir que hay ciertos filtros que pueden evitar que unas palabras lo exhiban.
Ayer la estupidez del Presidente López Obrador, nuevamente salió a relucir escudado por los aplausos y las porras de los acarreados de un politiquillo lamepatas del municipio de Huehuetoca, una estupidez qué ya no es de extrañarse cuando se envalentona a lo tontejo.
Nuevamente acusa a los padres de los niños con cáncer de ser pagados por la oposición, acusación bastante grave, sobre todo cuándo hay niños que han muerto por la falta de medicamentos en este país de fosas clandestinas, desaparecidos y niños muertos por el maldito cáncer.
El marco para soltar el veneno de la frustración con la que vive este político de Macuspana fue la inauguración de la dichosa megafarmacia, ante la algarabía pagada de personas de bajos recursos que bajo promesas de más apoyos llegaron a alabar al mesías tabasqueño, qué sin tener bases acusó a los padres de los menores con esta enfermedad.
“¿Qué sucedía? Una campaña, iba a cualquier lado y la verdad muy triste, muy pocos, gente contratada con ese propósito con cartelones pidiéndome medicinas para sus niños con cáncer”.
Palabras que nuevamente sacan a relucir la miseria de ser humano qué tiene López Obrador, político encantador de bobos que con dinero se gana las conciencias y el respaldo de las minorías, muchas de esas minorías han tenido familiares muertos por la falta de medicamentos y la cancelación del seguro popular.
Este político encantador de bobos, siempre hace a un lado a sus asesores, siempre creyendo que tiene el poder y hacer o destruir a su antojo a quién se le cruce en su camino, no importando que sean inocentes, no importando que por su manía de mentir tenga a un país en decadencia y a merced del crimen organizado.
Quién podrá decirle al testarudo de López Obrador quién se jacta de humanista, qué nunca debe de burlarse de la enfermedad de la que padecen otros seres humanos, quizá la vida le tenga preparada una sorpresa, porque bien dicen que el karma existe, si es así, ya es momento que se las comience a cobrar.
