Centenario luctuoso de Felipe Carrillo Puerto

Por. José C. Serrano

El presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo el pasado 3 de enero en Motul, Yucatán, para encabezar la conmemoración del centenario del asesinato del exgobernante y líder campesino Felipe Carrillo Puerto, conocido también como el Apóstol Rojo.

Flanqueado por el gobernador panista, Mauricio Vila Dosal, el mandatario federal anunció que 2024 será considerado por su administración como el año de Felipe Carrillo Puerto.

El historiador Pedro Castro Martínez, es autor de un ensayo amplio dedicado a la vida y obra de Carrillo Puerto. La consulta de tal documento permite rescatar lo más significativo de una investigación llevada a cabo por varios años.

Felipe Santiago Carrillo Puerto nació el 8 de noviembre de 1874 en el poblado de Motul, Yucatán, miembro de una numerosa familia, cuya cabeza se dedicaba al pequeño comercio. Felipe Santiago, desde que era pequeño ayudaba a su padre en el negocio; con el andar del tiempo, probó suerte como transportista y ferrocarrilero.

Su primera experiencia política fue en 1907, cuando participó en el Centro Electoral Independiente, que lanzó como candidato al gobierno de Yucatán a Delio Moreno Cantón, contra el porfirista Enrique Muñoz Aristegui. Apareció en escena José María Pino Suárez del Partido Nacional Antirreeleccionista, contrario a Moreno Cantón.

Los acontecimientos derivados del estallido de la Revolución Mexicana llevaron a Carrillo Puerto a dejar el país en 1911, para luego aparecer en Nueva York en contacto con los maderistas que se hallaban en dicha ciudad, negociando la compra de armas y ayuda financiera para solventar su causa.

Se desconoce el resultado de sus gestiones, pero volvió a ser noticia cuando, una vez de regreso a México como resultado de la renuncia de Porfirio Díaz a la Presidencia, el 16 de agosto fue detenido por haber dado muerte, “en legítima defensa”, a Néstor Arjonilla, supuestamente un asesino a sueldo de pinistas deseosos de eliminar a Carrillo Puerto del escenario político.

Felipe Santiago estuvo dos años en la cércel, por lo que fue ajeno a los acontecimientos del maderismo instalado en Yucatán, pero salió en marzo de 1913, cuando se iniciaba la lucha contra Victoriano Huerta. Con la llegada al poder del gobernador carrancista, Eleuterio Ávila y Valdós, fue expulsado del estado por su activismo político.

Con los espacios cerrados para él en Yucatán, resolvió dirigirse a probar suerte en la Ciudad de México, y en este lugar entró en contacto con otros jóvenes como Antonio Díaz Soto y Gama. Con él y otros muchachos inquietos, se encaminó a Morelos con el propósito de unirse a las filas del general Emiliano Zapata, quien lo recibió efusivamente y lo nombró coronel de caballería.

Al enterarse de que el general Salvador Alvarado puso en marcha un amplio programa social en Yucatán, en el que destacó el reparto de tierras, se dirigió de vuelta a su solar natal y se puso a las órdenes del gobernador revolucionario, quien de inmediato lo nombró miembro de la Comisión Agraria Local.

De aquí partió su carrera dentro del Partido Socialista Obrero (PSO), luego Partido Socialista de Yucatán (PSY), del que fue presidente. Formó subcomités, grupos de acción de apoyo a las reformas, las cuales fueron proyectadas más allá de los límites del estado.

Carranza favoreció la creación del Partido Liberal Yucateco (PLY) con su amigo Bernardino Mena Brito. De poco sirvieron las maniobras desde la Ciudad de México, porque en 1917 los socialistas ganaron casi con carro completo, y Carrillo Puerto fue elegido presidente de la legislatura local.

Infatigable, el líder promovió el establecimiento de cooperativas de producción y consumo, lo que se tradujo en ingresos significativos para la organización política. Su oportunidad dorada llegó al ser nombrado gobernador interino durante una licencia del débil gobernador Carlos Castro Morales, del 13 de noviembre al 14 de diciembre de 1918.

Con Álvaro Obregón en el poder el camino a la gubernatura para los socialistas estaba más que allanado. Una retórica de choque de clases sociales, basada en la justicia necesaria de los campesinos mayas contra los dueños de Yucatán surtió su efecto. y, a través del Partido Socialista del Sureste (PSS), fue la plataforma de Carrillo Puerto, que lo convirtió en gobernador constitucional de 1922 a 1924.

Tras su derrocamiento y captura, fue fusilado el 3 de enero de 1924 en el Cementerio General de Mérida, junto con once personas, entre ellas, tres de sus hermanos. En 1927 el Apóstol Rojo de los Mayas, como le llamaron algunos, fue declarado benemérito de Yucatán por el Congreso del Estado.

Felipe Carrillo Puerto era un hombre de estatura media, de tez blanca y ojos verdes, típico criollo de la península yucateca. Usaba un sombrero de regular tamaño, con una de sus alas inclinada ligeramente hacia la cara, lo que le daba un toque elegante.

Dueño de un carisma excepcional, poseía una notable habilidad oratoria, y su manejo fluido de la lengua maya le daba ventaja sobre los demás políticos peninsulares. Pocos como él se identificaron con tanta fuerza con los indígenas de la región.

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