Carlos J. Pérez García.
Cada día vienen más al caso aquellas previsiones negativas en materia económica, social y de inseguridad, aunque también se irán acercando la recuperación y la reconstrucción. Casi todo tendrá que empeorar antes de que pueda mejorar en un renacimiento con las diversas corrientes políticas, espero.
El añejo “peligro” que él representaba ha dejado de serlo para confirmarse como una realidad. Y el presidente nunca va a aceptar las realidades que enfrentamos pues preferirá sus fantasías. Sin embargo, ojo, no siempre podrá vivir en el país de su imaginación.
Aunque parezca, no está solo con sus errores y fallas… se habla incluso de la complicidad del Gabinete por no advertirle de errores graves ni de las complejidades que entraña gobernar. Así, en un extremo, la necesaria lealtad puede resultar negativa.
De tendencias ideológicas claramente populistas, estatistas y nacionalistas, se le acusa en forma incorrecta de “comunista” o socialista con simplificaciones que no se justifican. Si bien los más radicales en Morena se ven asociados a los dogmas e ideales del Foro de Sao Paolo, el comunismo no existe ya para fines prácticos y, además, por acá los alcances presidenciales no llegan a eso.
De hecho, oigan, con banderas de anticomunismo se le da la razón a quien dice que sus adversarios son ideológicos (conservadores o fascistas), cuando el problema aquí es mucho más práctico y sencillo: un mal gobierno de políticas torpes y equivocadas, no un comunismo que hoy no existe en ningún país. Es un populismo como en Venezuela y Argentina o en México el período 1970-82.
Dos facetas relevantes de nuestro líder han sido su idealismo romántico (revolucionario o transformador) y su querencia reaccionaria (regresiva o retardataria), pero esto nunca podrá sostenerse en una nación del siglo XXI de la globalización que, a su vez, es vecina de Estados Unidos. Si bien tiene algunas buenas intenciones, son fatales sus embrollos y estrategias.
Aunque sea muy taimado, sus enfoques resultan ingenuos y primitivos. Ni siquiera está claro que sea de izquierda… más allá de ciertos efectos retardados de su juventud. Miren, en mis años de estudiante, veneraba a dos revolucionarios que hace poco fueron mencionados por él como médicos por los que siente admiración: Ernesto ‘Che’ Guevara y el chileno Salvador Allende. La diferencia, perdónenme, es que yo maduré y esa devoción se atenuó al evaluar mejor sus errores y limitaciones.
Su mente se obsesiona con mártires pero no entiende la función crucial de los empresarios y economistas en contra de la pérdida de empleos y de los avances de la pobreza. Con unidad, claro, no más división.
En fin, la ruina del país vendrá a ser el acabose. Él no coincidirá y, en verdad, a nadie le gusta una ruta de la que López Obrador no es el único culpable. Eso sí, ha empeorado lo malo que recibió de sus antecesores y ha vuelto más complicados los escapes de la crisis económica y política.
¿Se trata de forzar la salida del presidente constitucional? Siento que no se acreditaría legitimidad e incluso podría ser contraproducente. Ante sus errores y tantos problemas que ha generado o agravado su gobierno, sería preferible que en algún momento él decidiera hacerse a un lado con el apoyo de sus cercanos.
* EN LA PANDEMIA, QUIENES se cuidan y cuidan a sus seres queridos no son miedosos sino verdaderos héroes y heroínas. Me parecen bastante más respetables que un presidente “machín” o “matoncito” como lo llamaron en Sudamérica, que de nuevo se está promoviendo a lo largo del país. A muchos nos gustaría que se cuidara y cuidara más a los mexicanos, aunque esto no sea probable.
Varios estados y la CdMx han actuado con mayor eficacia que el Gobierno Federal, lo que nos muestra no sólo sus capacidades o incapacidades sino también que los gobernadores pueden ser mejores que el abrumado presidente en temas relevantes. Igual, se documentan yerros demenciales del primer mandatario que han afectado el crucial desempeño del doctor López-Gatell y su equipo.
@cpgarcieral
