México.-El día de hoy, 25 de noviembre, murió la actriz y cantante Flor Silvestre a los 90 años, rodeada de sus hijos y nietos en su rancho El Soyate, en Zacatecas.
Guillermina Jiménez Chabolla fue una mujer talentosa y muy hermosa. Gracias a su trayectoría como actriz puso el nombre de nuestro país en alto durante la llamada época de oro del cine mexicano.
Además fue una de las cantantes más ovacionadas, queridas y reconocidas en México, Colombia, Venezuela, Argentina y otros países de sudamérica que hoy lloran con pesar su partida.
Sin embargo, en más de una entrevista Flor Silvestre habló de su deseo de reencontrarse con ‘El Charro de México’, el cantante y amor de su vida Antonio Aguilar.
Foto: especial
Guillermina y Antonio se conocieron durante el rodaje de la película ‘El Rayo de Sinaloa’, en 1957, y quedaron flechados para siempre, pero había un inconveniente, pues ambos estaban casados. Pero el sentimiento que los dos sentían era tan puro y tan grande que ningúno dudo en abandonar esos matrimonios donde ya no eran felices.
Esto le costó más a Flor, pues dolido su exesposo le impidió durante muchos años volver a ver a sus hijos: Marcela y Francisco.
Entonces descubrí en ella su sentimiento, su sentir, su limpieza, su hermosura por dentro y por fuera, su manera de pensar, su sentimentalismo, su delicadeza, su femineidad y no tuve más remedio que enamorarme de ella’, declaró en una entrevista ‘El Charro de México’.
En el documental: ‘Mi destino fue quererte’, la madre de Pepé Aguilar platicó con los ojos aguados los hermosos momentos que vivió al lado de su amor y sus deseos de reunirse en la eternidad con él.
Ya estoy lista para irme allá con él en donde está. Me acuerdo de sus cosas y lo amo más y se lo digo: te amo, te sigo amando, te quiero mucho’, expreso aún en vida Flor Silvestre.
Flor Silvestre también recordó, en este mismo documental, cuando Antonio le construyó su casa y puso en cada puerta, y en otros lugares, flores por todos lados en honor a ella.
Tengo retratos de él por todos lados, está él en cada ladrillo y en cada cosa de esta casa…En mi casa puso flores de cantera por todos lados para que nadie se atreviera a dudar que la casa la había construído para su flor… Vivo de su recuerdo… Es lo más grande que hay, que tu pareja sea parte de ti mismo, no éramos dos, éramos uno…Me dio tanta felicidad y me hizo muy feliz. No puedo decir ni siquiera cómo era de lindo. Era mi todo.
