Sheinbaum & Serranía: ineptocracia y cinismo con “perspectiva de género”

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Cuando la presentaron como Directora General del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC-Metro), nos la pintaron como la última Coca-Cola en el desierto. Dizque muy preparada, dizque muy competente, dizque muy experimentada. De hecho, nos resaltaron el hecho de que ella ya había sido Directora General del STC-Metro, del 2004 al 2006, por lo que su regreso a este cargo se traduciría en un éxito garantizado.

Además, nos dijeron con orgullo, que Florencia Serranía es “mujer”: ya saben ustedes, un ejemplo de la “mujer empoderada con perspectiva de género”. Vítores, fanfarrias y porras al interior de las hordas domesticadas por “lo políticamente correcto”, por la mitología feminista.

Ustedes ya saben que la mitología feminista se ha empeñado, desde hace varias décadas, en meter más mujeres en los cargos de alta responsabilidad dentro de la administración pública. Las feministas incluso se la pasan exigiendo “paridad de género” en todos los espacios de la maquinaria administrativa estatal (parte del sector terciario de la economía). Cargos y puestos para mujeres sólo por ser mujeres, ante todo. ¡Vaya capricho!

Pero siempre llegan la maldita realidad, la economía y la ciencia administrativa a poner a todo mundo en su lugar: cuando se trata de ejercer una tarea administrativa, nada o poco importa el sexo; lo que importa es ser competente, eficiente y eficaz, así en abstracto.

Cuando se trata de ejercer una función administrativa, el sexo no resulta ser una variable relevante: eficiencia y sexo son dos variables independientes. Lo que importa es que haya una persona que realice exitosamente la tarea, sea mujer, varón o quimera. Y atención: si puede ser un robot, mejor.

Ahora estamos pagando el costo de permitir que la mitología feminista contamine con sus sandeces a la administración pública.

Primero fue una explosión de un comando del STC-Metro y luego la inundación de varias estaciones. La ineptitud de Florencia Serranía resulta ser más que evidente, pero la señora sigue sin renunciar porque se halla súper protegida por su jefa, Claudia Sheinbaum, otra funcionaria incompetente.

Cualquier persona con un poco de ética ya hubiera renunciado. No es el caso de la señora Florencia Serranía, quien se aferra al “hueso”.

Curiosidades de la vida: la “Cuarta Transtornación Mental” nos prometió un “Metro popular”, pero ahora ni Metro hay, todo por la incompetencia de Sheinbaum & Serranía.

Pura ineptocracia y puro cinismo… ¡eso sí, con “perspectiva de género”!