Aniversario de la ILE evidencia y actualiza conservadurismo de AMLO

Isaías Villa González*.

El 26 de abril de 2007, hace 13 años, se publicaron en la Gaceta Oficial las  Reformas al Código Penal y a la Ley de Salud, que sustentan la interrupción legal del embarazo (ILE) en la ahora CDMX. Ello coronaba un esfuerzo de décadas de lucha de mujeres y sectores progresistas, concretada en una histórica IV Asamblea Legislativa del DF (ALDF). Fui Diputado de esa Legislatura; me parece importante relatar como superamos resistencias del conservadurismo, incluidas acciones y omisiones de Felipe Calderón, el PAN y López Obrador, para lograrlo. Resulta fundamental esclarecer esta verdad histórica.

Estas reformas se erigieron entre las más avanzadas del mundo, pues no se limitaron a añadir causales de despenalización o a configurar subjetivos proyectos de vida como justificantes, que podían ser negados a la hora de su aplicación. Con base en evidencias de la ciencia, en consideraciones bioéticas, elementos de derecho comparado, razones de derechos humanos, sociales y libertarios, consideramos legal la interrupción antes de las 12 semanas de la concepción, y aborto ilegal tras este período. Claro, siempre que la mujer solicitante ejerciera su decisión en plena libertad.

La libre decisión de las mujeres sobre su cuerpo; la preminencia de la ciencia y el Estado laico frente a dogmas, prejuicios y creencias personales, forman parte básica del programa y de la lucha de los sectores progresistas y de izquierda. En el PRD hemos sido consecuentes respecto a ello. Una puntualización fundamental: el aborto ha existido siempre, y su práctica clandestina ha significado muertes y daños como la esterilidad. Además, no teniéndolo a la luz pública, resultaba imposible orientar a las mujeres sobre los apoyos del Estado y las opciones (como la adopción) a su disyuntiva. Parece paradójico, pero la ILE ha permitido reducir la incidencia de abortos, y también avanzar en la educación sexual y la prevención de embarazos no deseados. 

El PRD fue gobierno en la CDMX (antes DF) desde 1997, cuando el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas ganó la primera elección directa y democrática. En el año 2000 lo sucedería AMLO, a quien correspondieron dos legislaturas. En ambas hubo tímidos intentos por aparecer el tema. Pero no prosperaron porque nunca fueron convicción del Jefe de Gobierno.

Así llegó 2006; luego del prolongado período de protestas postelectorales por el turbio triunfo de Felipe Calderón, se instalan los poderes de la República y de la capital. El legislativo local –IV Asamblea Legislativa I Legislatura- toma posesión, y muestra una peculiaridad: siendo mayoría el PRD (34 Diputados), la expresión Nueva Izquierda contaba con supremacía numérica interna y elegimos al Dip. Víctor Hugo Círigo como Coordinador del Grupo parlamentario y Presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF, derrotando al Dip. Agustín Guerrero del grupo AMLOísta.

Ello significó un giro importante. Los Diputados mayoría decidimos entonces llevar a la práctica lo que decíamos en el discurso: 1) Preservar la autonomía entre los poderes; 2) Hacer funcionar democráticamente a un órgano plural como por naturaleza lo son los legislativos; 3) Construir leyes progresistas, conforme a nuestros programa partidario y plataforma electoral, ejerciendo nuestro derecho de mayoría.

Hubo dificultades; el poder de AMLO en el PRD pesaba mucho, y el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, lo apoyaba. Pero echamos mano de la mejor tradición parlamentaria para construir una mayoría que le diera gobernabilidad a la ALDF: dialogamos con los diversos grupos parlamentarios, respetándoles la fuerza otorgada por la ciudadanía, que expresamos en la Agenda legislativa y los espacios de proceso parlamentario. Así, aunque nuestra expresión Nueva Izquierda del PRD fue boicoteada por los AMLOístas, la ALDF salió adelante.

Cobra particular importancia la alianza que establecimos con la fracción de Alternativa Socialdemócrata (AS), con quienes convenimos Agenda. De manera que sobre la ILE se presentaron dos iniciativas: la del Dip. Tonathiu González, del PRI; y la de los Diputados de AS, Jorge Díaz Cuervo y Enrique Pérez Correa, apoyada por el PRD. Optamos por no ejercer un atropellado fast track; aunque contábamos con mayoría, convenimos abrir el debate durante 6 meses y programar para el período marzo-abril su votación. En ese ínter hubo un interesante y apasionado debate; varios grupos y personajes pro derechos de las mujeres manifestaron su apoyo a la iniciativa, se movilizaron, nos apoyaron el debate público, nunca AMLO. Y por supuesto hubo una oposición férrea  e inclusive violenta, de las fuerzas conservadoras. La jerarquía católica nos amenazó con excomuniones, movilizó a su feligresía; y grupos como PROVIDA nos llenaron de insultos y amenazas a los Diputados promoventes. He de recordar, en justicia, que el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard y su Consejera Jurídica, Leticia Bonifaz, apoyaron la iniciativa de los legisladores. Finalmente el 23 de abril, por 46 votos a favor (PRD, ASD, PT, Convergencia, PANAL y 1 del PRI), 19 en contra (PAN y Verde) y 1 abstención (PRI) aprobamos las Reformas ILE.

Luego de la aprobación en la ALDF, y de su publicación, el gobierno de Felipe Calderón interpuso un juicio de inconstitucionalidad. Asumió esta impertinente decisión, luego de que el PAN y diputados aliados del Partido Verde y uno del PRI, no lograra el tercio de legisladores necesario para presentarla; y de que la Comisión de Derechos Humanos del DF se negara. El 24 de mayo de 2007 el titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, lo hizo atacando dos aspectos: la definición de aborto y la facultad de la ALDF para efectuar reformas, que argüían solo era competencia federal. También la CNDH, encabezada por José Luis Soberanes, interpuso vergonzosamente una acción de inconstitucionalidad con base en un despropósito: defender el derecho del hombre a su paternidad, ¡cuando la realidad social nos revela con crudeza la existencia de madres solteras y de abortos por abandono de los padres! Esta embestida la superamos también. El proceso de deliberación adoptado por la Suprema Corte de Justicia fue ejemplar: por primera ocasión se realizaron audiencias públicas. La ALDF y el GDF presentamos nuestros alegatos. Contamos con el apoyo de muchas voces de la academia, grupos pro derechos de las mujeres; y nuevamente las resistencias: los mismos apoyos, oposiciones y omisiones. Al final la SCJN delibero y votó por 8 a favor y 3 en contra, aprobando la constitucionalidad de las reformas que posibilitan la ILE. Quedaba así la posibilidad latente, fundamentada a plenitud de que este ordenamiento escalara a nivel federal cuando la correlación política y legislativa fuera modificada a favor de las fuerzas progresistas, de izquierda.

Pero no ha sido así. El asunto no es coyuntural sino de convicción y congruencia. Habrá quienes sostengan, incluso feministas reconocidas, que AMLO rehuyó el protagonismo por eso no manifestó su opinión, menos su apoyo, en este proceso. Pero la realidad de su conservadurismo ahí sigue. Teniendo ahora amplia mayoría en el Congreso de la Unión, Morena y aliados no han impulsado decididamente la ILE a nivel federal. Solo existen un par de iniciativas morenistas individuales, además de la presentada como grupo parlamentario por el PRD; pero no se les da cauce.

Más aún, a lo largo de estos años, como oposición y ahora en el poder, AMLO ha manifestado que la ILE como los matrimonios igualitarios y otros temas libertarios, deben ser sometidos a Consulta. Sin duda, a 13 años de la ILE el conservadurismo sigue siendo muy fuerte.

*Consejo Nacional del PRD

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