Carlos J. Pérez García.
De origen en la provincia mexicana amplió sus horizontes al estudiar y hacer política priista en la ciudad de México. Luego vio más oportunidades en la oposición y llegó a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, donde consolidó una gestión sobria y discreta, sin revelar abiertamente mayores defectos. Fue cuidadoso a nivel local.
Su sueño siempre fue una Presidencia Imperial, sin límites en el tiempo o el poder, y al haber sido tan limitado era difícil que se acercara tanto ahora. Miren, sus orígenes modestos lo catapultaron a una juventud de un gran resentimiento y estudios irregulares, pero, aún sin bases sólidas, se puso miras muy altas para el sector público, pues sentía que la actividad privada no era lo suyo
En las salas de espera de aeropuertos lo vi un par de veces leyendo con avidez libros de series históricas de Enrique Krauze. De ahí derivaba devoción revolucionaria en la que resaltaban Madero y Cárdenas, junto al autoritarismo de Porfirio Díaz con muchos más logros, aunque inaceptables en términos sociales.
Al ocupar la presidencia en 2018 (incluso meses antes) ya se mostró más agresivo y disparatado, más obsesivo e irresponsable o más radical e ideológico. Sorprendió hasta a los que habíamos venido observándolo por más de dos décadas e inclusive en el marco de la campaña: más necio, inestable, erróneo, incongruente, provocador
Ahora han surgido numerosos grupos de la sociedad civil que buscan conjuntar una opción más eficaz hacia la elección de 2024: darle forma y fuerza con mejores propuestas y aspirantes. La destrucción estos 4 años ha sido tal que hay coincidencias en proposiciones obvias, pero la campaña será difícil y la tarea posterior gigantesca.
Uno de los grupos más importantes y plurales (izquierda, derecha y centro) fue saboteado por un temeroso presidente con una extorsión a través del hijo del propio Cuauhtémoc Cárdenas para que este se saliera como representante de la izquierda mexicana. En ese escándalo se perdió en buena medida lo esencial y relevante que había sido debatido y convenido por todos esos lideres.
Digamos, se precisa: los graves problemas de México vienen de muchos años sin haberse solucionado, y se han agravado. Sin intentar cada sexenio una reinvención del país. se necesita un proyecto coherente de largo plazo, con auténtica visión de futuro y que sea incluyente a partir de tantas voces. Es una suma de inteligencias ante obstáculos y disyuntivas.
Así se hace énfasis en aplicar la ley sin distingos; reducir la impunidad; reforzar las instituciones autónomas y respetarlas; impulsar fuertemente la participación ciudadana; ampliar con rigor los controles sobre el Ejecutivo; fortalecer de manera integral el sistema de justicia; quitar posibilidades de un manejo discrecional y sin control del presupuesto; aplicar estrategias conjuntas de seguridad y justicia a largo plazo; proveer recursos suficientes y de todo tipo para los cuerpos de seguridad pública.
Rediseñar el sistema de salud, asignarle más presupuesto y ampliar su cobertura; recuperar los programas y niveles de vacunación; asegurar el cuadro básico de medicinas en las instituciones públicas de salud.
Elevar el crecimiento económico anual a 5% o más; llevar la inversión total (privada y pública) a no menos del 28% del PIB; acotar las facultades del presidente; dejar de subsidiar el precio de los combustibles, y así con la marginación, la globalización y el medio ambiente.
Bien. Verán ustedes que estas aportaciones al debate no parecen, de ninguna manera, una conspiración de enemigos desleales.
* UNA CITA UTIL ANTE los amagos del chavismo para manipular la Educación de la niñez mexicana a través de los libros de texto: “Yo creo que hay que escandalizarnos. Lo que está tratando de hacer la SEP es una locura o delirio, un proyecto disparatado, irracional, absurdo y que niega a la ciencia, niega a la razón y niega a la modernidad”. * Gilberto Guevara Niebla, Subsecretario de Educación Básica, en 2018-19.
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